He leído el interesante artículo de Martínez-Moyá et al.1 que llama la atención sobre la relación entre la escasa actividad física y el exceso de peso en estudiantes españoles. En un estudio transversal, estos autores encontraron una prevalencia de sobrepeso-obesidad del 13,7%, inferior a la observada en otros estudios en zonas rurales2.
Es probable que el sexo se comportara como una variable de confusión porque más del 70% de la muestra de estudio eran mujeres; en el futuro sería conveniente realizar un muestreo probabilístico estratificado por sexo, lo que garantizaría una muestra más representativa.
Los pacientes con sobrepeso y sedentarios tienen un riesgo mayor de resistencia a la insulina. Las personas con exceso de grasa, sobre todo en la región abdominal, presentan resistencia a la insulina que a largo plazo lleva a una disfunción de las células beta pancreáticas y a la aparición de diabetes mellitus. Martínez-Moyá et al.1 no determinaron el perímetro de la cintura, una medición sencilla y confiable de obesidad abdominal, a tener en cuenta en futuras investigaciones.
La llegada de ácidos grasos al hígado procedentes de la grasa visceral por la resistencia a la insulina incrementa la síntesis hepática de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL) y la trigliceridemia, favorecida por una baja actividad de la lipasa de lipoproteína endotelial. La hipertrigliceridemia repercute en la formación de lipoproteínas de baja densidad (LDL) y reduce la concentración plasmática de lipoproteínas de alta densidad (HDL), lo que explica parte del mayor riesgo cardiovascular de estos pacientes, como demostraron Santiago-Martínez et al.3 en niños y adolescentes obesos, y Alzamora et al.4 en adultos.
Estos trastornos vinculados a la resistencia a la insulina y la obesidad se favorecen por el sedentarismo. Un ensayo clínico demostró que los ejercicios físicos mejoran la sensibilidad a la insulina y reducen la grasa abdominal en adolescentes obesos5. Otros autores asocian la lipotoxicidad a la resistencia a la insulina en los músculos esqueléticos y a la disfunción cardíaca en personas obesas, aunque se requieren más estudios que aclaren los puntos discordantes.
Contribuciones de autoríaLa carta ha sido escrita por un solo autor (P.E. Miguel-Soca), que es responsable de la lectura crítica del artículo analizado y de la versión final de esta contribución.
Conflictos de interesesNinguno.
FinanciaciónNinguna.