Ante todo queremos agradecer las valoraciones de Burillo et al. en su carta1 en relación a nuestro artículo publicado en la revista2, y aprovechar para hacer algunas puntualizaciones.
Estamos de acuerdo en que la metodología de nuestro trabajo permite conocer las variaciones temporales que pueden producirse en la valoración de la calidad percibida en los servicios de urgencias, y posibilitar la toma de decisiones sobre medidas correctoras a adoptar.
En cuanto a la comparación con los resultados del Barómetro Sanitario3, cabe especificar diferencias notables en cuanto a la metodología empleada. El Barómetro Sanitario pregunta sobre la calidad de la atención recibida en Urgencias, sin distinguir entre las hospitalarias y las de atención primaria, y el periodo temporal es la atención recibida en los últimos 12 meses. La encuesta EMCA indaga sobre la última atención recibida exclusivamente en servicios de urgencias hospitalarios, y se lleva a cabo en las primeras 48 horas tras la atención. En cuanto a la muestra utilizada, el CIS estudia tan sólo 60 personas para obtener los datos de la Región de Murcia, de los cuales únicamente 30 corresponden a pacientes que habían utilizado el servicio de urgencias hospitalario, mientras que la encuesta EMCA recoge cada año la opinión de 1800 usuarios de estos servicios. Por todo ello, opinamos que nuestros resultados presentan una mayor validez para medir la satisfacción con los servicios de urgencias hospitalarios, un menor error aleatorio y una mayor fiabilidad dado el control del sesgo de recuerdo.
La distribución de edades de los pacientes en nuestro trabajo es similar a la encontrada en otros estudios4,5, y aunque el análisis bivariado demuestra una asociación entre la edad y la satisfacción, ésta no se encuentra en el análisis multivariado2.
Lo limitado del espacio de la publicación obliga a relegar algunos temas para futuras publicaciones. Así, la inclusión de una pregunta sobre la procedencia del paciente en la encuesta EMCA daba como resultado que sólo el 20,3% de los encuestados había sido remitido por un médico. En cuanto al grado de prioridad recibido en la atención, que consideramos puede influir en la satisfacción, pero que es de difícil estudio por la variabilidad en la forma de realizarlo y el difícil acceso al registro de algunos hospitales, el cuestionario utilizado incluye una pregunta en la cual el entrevistado debe valorar la gravedad del proceso que le hizo acudir al servicio de urgencias del hospital, y se obtiene que el 47% opinaban que había sido leve o poco grave; un porcentaje lo suficientemente elevado para estudiar las causas que ocasionaron obviar el uso de la atención primaria.
Estamos por completo de acuerdo con la afirmación de lo bien valorados que están los servicios de urgencias de nuestros hospitales, y en que sin duda estas valoraciones están influenciadas por la calidad técnica y el esfuerzo de los profesionales.