Este es un ensayo sobre la historia de la salud europea desde el año 1700 hasta la actualidad, complementado posteriormente con la pandemia de COVID-191–3. Reparte el periodo en sociedades preindustriales, industriales y prósperas. Clasifica la intervención humana sobre las condiciones de vida desde la inacción al efecto de la salud pública o de la atención sanitaria. Critica la teoría de las transiciones epidemiológicas mediante el ascenso y el declive de muchas enfermedades. Reflexiona sobre el condicionamiento económico, político y sociocultural en la enfermedad que individualiza, y contextualiza en 38 causas de muerte.
Rememora a Utopía4 en la introducción: «Un sistema de seguridad social impedirá a los enfermos empobrecer, y a los pobres enfermar…». Documenta cómo la esperanza de vida ha aumentado desde los 40 años en los nacidos a mediados del siglo xix hasta los actuales 65-80 años del hombre y 75-85 años de la mujer. En la tendencia de la esperanza de vida europea ha habido múltiples años y países con graves disrupciones o continuidades en las causas de muerte (cólera, infartos cardiacos, accidentes de tráfico, diabetes, etc.), que pueden explicarse por un desarrollo económico no siempre consustancial con la salud de la población. Una explicación a largo plazo, es la teoría de la transición epidemiológica (inflexión en la tendencia desde las enfermedades infecciosas a las enfermedades crónicas/degenerativas por la actividad humana). Menciona la «Agencia Humana» como el resultado en salud de las acciones humanas, desde los cambios espontáneos hasta objetivos directos o indirectos de salud, o exteriores o propios de la salud pública o la atención sanitaria.
En «Tendencias a largo plazo» pondera la salud de la población mediante la mortalidad por edad, sexo, territorio y condición social, al ser los únicos datos disponibles desde el siglo xviii para un amplio número de países. La evolución de la mortalidad está marcada por enormes picos (guerras, hambrunas, epidemias, etc.) que han ido disminuyendo gradualmente durante los siglos xviii y xix. Bastantes países del noroeste europeo descendieron a niveles de 15 por mil en 1910-1920, mientras que los del sur los alcanzaron en 1930-1940. Sin embargo, la mortalidad ha mejorado en todas las edades, incluidos los ancianos, y más en las mujeres que en los hombres. Asimismo, la desigualdad social se amplía por el descenso previo y la menor mortalidad en los pudientes. Critica la teoría de la transición epidemiológica, defendiendo que las enfermedades cardiovasculares y neoplásicas no están causadas por procesos biológicos «degenerativos» dependientes de la edad, sino que son de causa exógena (laboral, tabaquismo, obesidad, etc.). Menciona que los condicionantes y los hábitos de vida que facilitaron la transmisión de las infecciones son los mismos factores estructurales sobre los que se debe actuar con efectividad, en base al desarrollo económico, al racionalismo y a un estado funcional.
En «Auge y declive de las enfermedades» destaca la guerra y la hambruna en las sociedades preindustriales; las enfermedades transmisibles y nutricionales, y la mortalidad materno-infantil, en las sociedades industriales; y las enfermedades crónicas, los traumatismos y las nuevas plagas, en las sociedades opulentas. Un análisis de datos empíricos de las 38 causas de muerte que bien merece su lectura.
En «Síntesis y perspectiva» muestra la contribución de la salud pública y la atención sanitaria al declive de la mortalidad en distintas enfermedades según la sociedad. Razona por qué los países del noroeste han alcanzado mejores indicadores de salud. Manifiesta que la paz estará cuestionada por la inestabilidad geopolítica, mientras que la desigualdad aumentará por la globalización neoliberal sobre un estado del bienestar insuficiente ante la brecha social y una sanidad onerosa. En definitiva, que las actuaciones humanas modulan el auge y el declive de la enfermedad, y propone repensar la atención sanitaria y la salud pública desde lo ecológico y sostenible, priorizando las políticas de salud frente al interés comercial.
Esta es una documentada e interesante crónica de un tiempo en un espacio en que la esperanza de vida ha ido en aumento por disminución de la mortalidad, con marcadas diacronías territoriales y sociales, que esperemos que España pueda superar. Un objeto de estudio que debería contar con las bases documentales para su concreción en nuestro medio.
Contribuciones de autoríaL. Cirera es el único autor de la concepción, configuración y redacción del artículo.
FinanciaciónNinguna.
Conflictos de interesesNinguno.
A los revisores y editores por su excelencia y crítica constructiva.