Hemos leído con gran interés el artículo de Nicieza-García et al.1 sobre el proyecto que está desarrollando el Servicio de Salud del Principado de Asturias para evaluar las medicaciones de pacientes con polimedicación y nos gustaría comentar algunos aspectos que consideramos importantes sobre los criterios utilizados a la hora de seleccionar a los/las pacientes polimedicados/as.
En primer lugar, la definición de paciente polimedicado/a varía en función de la fuente consultada, y se entiende por polimedicación o polifarmacia el consumo a diario de cuatro, cinco o incluso ocho fármacos. La definición básica es bastante simple: se prescriben o se toman más medicamentos de los que son clínicamente apropiados2. En el proyecto se incluyeron solo pacientes que toman diariamente 10 o más fármacos1. En este sentido, nos gustaría destacar que la frecuencia de eventos adversos a fármacos es del 6% cuando un/a paciente toma dos medicamentos, del 50% cuando toma cinco y casi del 100% cuando toma ocho o más medicamentos3, por lo que consideramos que pacientes que tomen diariamente cinco o más fármacos es un grupo poblacional muy amplio que podría beneficiarse también de este tipo de iniciativa.
En segundo lugar, la falta de adherencia a los tratamientos en el paciente polimedicado aumenta con el número de fármacos y la complejidad del régimen terapéutico. En pacientes con enfermedades crónicas se ha documentado un incumplimiento del 15% cuando se toma solo una medicación, de un 25% con dos o tres fármacos y de hasta un 35% con cuatro o más2. Por ello, creemos que podría ser insuficiente considerar, como único criterio de selección, el número de envases de medicación retirados en las oficinas de farmacia, ya que varios factores no mensurados relacionados con la adherencia terapéutica podrían interferir con el número de envases entregados.
Teniendo en cuenta lo anteriormente mencionado, consideramos que, para optimizar la revisión de la medicación de pacientes polimedicados/as, sería recomendable incluir intervenciones basadas en la revisión farmacoterapéutica, sometiendo a una reevaluación periódica de la medicación a estos pacientes, no solo por los envases retirados de las oficinas de farmacia. En referencia a esto, consideramos que una buena labor de seguimiento de los/las pacientes polimedicados/as debe incluir, además de una automatización y una aplicación generalizada, una entrevista personal para detectar necesidades y problemas, incidir en la educación y la formación (tanto de pacientes como de profesionales sanitarios), introducir sistemas computarizados de ayuda a la toma de decisiones para detectar prescripción inadecuada en pacientes ancianos, hacer un programa de seguimiento de la adherencia terapéutica de estos/as pacientes y, por supuesto, integrar la información entre los distintos niveles asistenciales, en especial en los servicios de urgencias, donde muchos de los errores relacionados con los medicamentos de estos pacientes se deben a la falta de información y de conciliación de los cambios farmacológicos realizados con la transición entre distintos niveles asistenciales4,5.
FinanciaciónNinguna.
Contribuciones de autoríaE. Rodríguez del Río, M. Martínez Agüero, L. Arias Fernández y F.J. Martín-Sánchez han contribuido a la escritura del trabajo, han realizado la revisión crítica con importantes contribuciones intelectuales y han aprobado la versión final del manuscrito para su publicación.
Conflicto de interesesNinguno.