Un debate bioético precisa la mejor información científica de partida. Acerca de la objeción de conciencia a la píldora del día siguiente, un reciente editorial de Gaceta Sanitaria pregunta si el mecanismo de acción abortivo es «un falso debate»1. Según el artículo, considerar un posible efecto abortivo parte de dudas emitidas en «sectores profesionales conservadores». Sostiene tal afirmación en la existencia de un artículo publicado en Linacre Quarterly, revista de la Catholic Medical Association, pero existen otros artículos que sostienen un mecanismo posfecundación de la píldora del día siguiente en revistas médicas, como Fertility and Sterility (de la American Society for Reproductive Medicine)2, o farmacéuticas, como el European Journal of Clinical Pharmacy3, entre otras.
El levonorgestrel reduce en más del 80% los embarazos en los días siguientes a la relación sexual, y este efecto se mantiene alto incluso en el cuarto día3; con el acetato de ulipristal, se mantiene aún más. La evidencia directa del efecto endometrial del levonorgestrel es, ciertamente, escasa. Administrado en los días −1 y 0 con respecto a la ovulación, disminuye la hormona luteinizante en la fase lútea y se observa un acortamiento de dicha fase4. No podemos asegurar que estos u otros cambios dificulten la implantación. Quedan por investigar mecanismos alternativos al efecto endometrial, como la desregulación del transporte del embrión por la trompa de Falopio, o la interferencia en la comunicación hormonal maternoembrionaria durante el mismo. Sin embargo, también se observa esos días, a diferencia de lo que ocurre en días previos, que la mayoría de las mujeres ovula con normalidad o con un día de retraso pese a la administración de levonorgestrel4. Si este ya apenas consigue detener la ovulación precisamente en los días más fértiles4 (fig. 1), es difícil que el efecto anovulatorio sostenga toda la disminución de embarazos observada.
Análisis de embarazos en población general según el día del ciclo en que tuvo lugar la relación sexual. Proporciones calculadas sobre datos de Wilcox et al.4. Los días se numeran con respecto a la ovulación (día 0). Se destacan los días (−1 y 0) en que el levonorgestrel apenas consigue frenar la ovulación.
Es más, teniendo en cuenta el mayor o menor retraso en la administración del medicamento, y la maduración del ovocito según el día del ciclo, se ha calculado la proporción en la cual el efecto anovulatorio u otros contribuirían a una reducción en la tasa de embarazos dada3. Cuando se administra levonorgestrel 24 horas tras la relación, existe un 83% de reducción en el número de embarazos, de los que el 51% se atribuirían a mecanismos distintos del anovulatorio. Si se toma a las 72 horas, se reduce un 73% el número de embarazos, y un 65% de la reducción no sería por efecto anovulatorio5. La posible presencia de otro mecanismo prefecundación, como la interferencia con la función de los espermatozoides, difícilmente explicaría tales resultados.
El editorial sugiere que la falta de actividad del levonorgestrel tras la fecundación explicaría la disminución del efecto cuando se retrasa la administración. Es cierto, pero la disminución también se observaría con un efecto posfecundación adicional, por la pérdida del componente anovulatorio con el tiempo.
Esta base científica implica que, lamentablemente, la «anticoncepción» de emergencia presenta, además del anovulatorio (anticonceptivo), un efecto contragestivo posterior a la fecundación. Esto abre el debate ético-legal; negarlo o ignorarlo supondría un sesgo de partida.
FinanciaciónNinguna.
Contribuciones de autoríaE.J. Alegre-del Rey concibió el estudio y redactó la versión inicial de la carta. S. Fénix-Caballero, J. Díaz-Navarro y E. Rodríguez-Martín participaron en la concepción, en la escritura y en la revisión crítica de esta carta. Todos los autores colaboraron en la redacción del texto y aportaron comentarios y otros elementos para su mejora. Así mismo, todos revisaron el manuscrito y aprobaron la versión final para su publicación.
Conflicto de interesesNinguno.