Editado por: Mariano Hernán-García
Más datosGran parte de la investigación en atención primaria de salud está centrada en enfermedades específicas. Sin embargo, el artículo de Palacios-Gálvez et al.1 es expresión del compromiso con una perspectiva generalista de la salud. Estos autores ponen el foco en un tipo de usuario de la consulta médica que reporta mayoritariamente síntomas de ansiedad y quejas somáticas asociadas a sensaciones físicas, cambios corporales o nuevos síntomas. Asimismo, este usuario presenta un perfil sociodemográfico caracterizado por ser mujer, ama de casa o en situación de desempleo, tener pareja y con bajos niveles de estudios y económico. Dicho perfil coincide con el que describen los estudios sobre el fenómeno de la hiperfrecuentación.
Sin embargo, existe una diferencia entre los pacientes hiperfrecuentadores que asisten por una enfermedad crónica diagnosticada y los usuarios que presentan síntomas de origen no orgánico que sus médicos de atención primaria no pueden diagnosticar. Aun así, se mantiene el desplazamiento del componente psicosocial a una preocupación secundaria. Este grupo de pacientes, como en la mayoría de los problemas somáticos, ya se tratan en los modelos de atención a la cronicidad, mientras que, en ausencia de una categoría diagnóstica, los médicos se ven obligados a descartar constantemente posibles causas somáticas, y los usuarios pueden presentar nuevos episodios con más y más síntomas. Por consiguiente, algunos estudios se han interesado por este tipo específico de usuario diferenciando las visitas derivadas de su condición médica, administrativa o legal, de las derivadas de la propia iniciativa del usuario. Los resultados de estos estudios basados exclusivamente en las consultas autoiniciadas no reproducen de manera exacta el patrón de la hiperfrecuentación. Concretamente, este patrón no está relacionado con las características sociodemográficas. Así, describen un perfil de usuario caracterizado por un estilo de la personalidad con un patrón de confrontación pasiva, dificultades en el procesamiento emocional y poca confianza en las propias habilidades2,3.
Así pues, para evitar una ruptura entre la oferta de servicios y las demandas de la población, es probable que la mayoría de las ventajas se obtengan de identificar y tratar problemas psicosociales no detectados. Con la vista puesta en el objetivo de la prevención de la exacerbación de la sintomatología afectiva que, mantenida en el tiempo, puede conducir al desarrollo de psicopatología y de problemas sociales, es necesaria la incorporación de una evaluación más sistemática de factores psicosociales y estilo de afrontamiento. El trabajo social sanitario aporta, a los objetivos de la atención primaria de salud, habilidades para la provisión de dicho cuidado psicosocial. Por lo tanto, con los recursos ya existentes en el Servicio Nacional de Salud, y disponiendo de unos datos sencillos de obtener a partir de la evaluación del apoyo social afectivo y de la Escala de Ansiedad y Depresión del Goldberg, y una intervención temprana por parte de los profesionales sociales sanitarios, evitaríamos el riesgo de iatrogenia en este grupo de usuarios, proporcionándoles una vía efectiva para la solución de sus problemas psicosociales que inciden de manera tan negativa en su cotidianidad y aliviando el gran sufrimiento que padecen.
Contribuciones de autoríaV. Calvo-Rojas es el único autor de la carta.
FinanciaciónNinguna.
Conflictos de interesesNinguno.