En las últimas décadas, el aumento de los viajes internacionales1 a países con una alta prevalencia de enfermedades prevenibles ha motivado una mayor utilización de los centros de vacunación internacional.
La situación económica actual está originando un mayor número de viajes sin organización previa y que éstos sean más por motivos de trabajo2, lo que supone un mayor tiempo de estancia y convivencia con la población. Por tanto, es fundamental estimular la utilización de estos centros por los viajeros, con la suficiente antelación y aportando la información que permita orientar sobre las recomendaciones y actividades preventivas de una manera personalizada.
Hemos evaluado las consultas al Centro de vacunación internacional de Salamanca durante la década de 2000 a 2009, analizando las variables descriptivas, cuyos valores resumimos a continuación, con el objetivo de poder obtener de ellas directrices para una mejor y más temprana utilización del centro.
Se registraron 8249 consultas, con una tendencia anual creciente. El 81,6% eran residentes en Salamanca, el 50% tenían una edad entre 20 y 34 años, y el 30% entre 35 y 54 años (se observa una tendencia decreciente en cuanto a la edad), y un 52,7% fueron mujeres.
Pese a que se aconseja consultar al centro de vacunación internacional como mínimo 1 mes antes del viaje, el 58,1% lo hicieron con menos de 30 días de antelación.
Durante los meses de junio y julio se realizaron una tercera parte de las consultas, coincidiendo con la preparación de las vacaciones. La mayor frecuencia de viajes fue en julio y agosto (34%), y la mediana de duración fue de 15 días.
El motivo más frecuente para viajar es el turismo (72,14%), seguido del trabajo (11,36%), con una tendencia divergente entre cooperación y trabajo en los años 2004 a 2009 (fig. 1).
El destino preferente fue América del Sur, pero se observa un aumento progresivo de África y Asia. Esta variable es la menos influenciable desde el punto de vista sanitario.
Hemos constatado que la mayoría de la población desconoce sus vacunas previas, y las más recomendadas3–5 fueron las de la fiebre amarilla, el tétanos-difteria, las hepatitis A y B, la fiebre tifoidea y la meningitis, en concordancia con el tipo de viajeros y los viajes que las motivan.
Estamos ante una actividad en crecimiento, que utilizan cada vez personas más jóvenes, con una demanda bastante irregular a lo largo del año, motivada fundamentalmente por turismo, cooperación y trabajo, y que se realiza con poca antelación al viaje y con poco conocimiento de sus antecedentes sanitarios personales. Por tanto, las recomendaciones derivadas serían:
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Incentivar la utilización temprana de los centros de vacunación internacional, implicando a todas las organizaciones, incluso las relacionadas con la instalación de empresas españolas en el extranjero.
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Valorar la utilidad, en los centros de vacunación internacional, de las historias clínicas electrónicas y los registros de vacunas, así como otras herramientas similares.
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Considerar la utilidad de los centros de vacunación internacional como oportunidad de completar procesos preventivos abandonados, sin olvidar la recomendación de vigilancia del estado de salud al regresar del viaje.
T.M. Muñoz Cidad, J. Mateos Conde y L.C. González Pérez tuvieron la idea inicial, concibieron y diseñaron el trabajo, y recopilaron y analizaron los datos. M.A. García Iglesias realizó la búsqueda bibliográfica y colaboró en la interpretación de los datos. Todos los autores colaboraron en la redacción inicial, aportaron ideas fundamentales para su desarrollo, realizaron la revisión crítica de los borradores y dieron su aprobación a la versión final para publicación.
FinanciaciónNinguna.
Conflictos de interesesNinguno.