En respuesta a los comentarios de la carta1 que hace referencia a nuestro artículo2, coincidimos en la afirmación de que lo verdaderamente importante es incrementar la práctica de actividad física, y que, para conseguirlo, las recomendaciones no son suficientes. El objetivo de las recomendaciones es proporcionar información sobre la cantidad y el tipo de ejercicio físico que debe prescribirse3. Existen sobradas evidencias de los beneficios que reporta dicha actividad. Por esta razón, las consejerías de salud implementan programas y dictan normas sobre las características y la cantidad de actividad física necesaria para mantener a la población saludable. En nuestro artículo hemos apuntado que sería aconsejable que la administración estatal elaborase unas recomendaciones sobre actividad física para la salud que sirvieran de referencia a las comunidades autónomas.
En España, el nivel de actividad física se ha incrementado en los últimos 20 años4. Este proceso es complejo y tiene múltiples determinantes, pues implica a entidades públicas y privadas, y obviamente a las políticas y las actuaciones que éstas implementan. Que los gobiernos establezcan recomendaciones sobre actividad física es importante por las siguientes razones: 1) está suficientemente probado, en estudios epidemiológicos y ensayos clínicos, que la actividad física regular se asocia a beneficios para la salud y mejora la calidad de vida de las personas de todas las edades; 2) la obesidad y las enfermedades crónicas relacionadas con la inactividad física han alcanzado proporciones casi epidémicas en los países más desarrollados5; 3) existe información científica suficiente para que los gobiernos hagan recomendaciones fiables sobre el tipo, la frecuencia, la duración y la intensidad de la actividad física asociada con beneficios para la salud; 4) mediante la publicación de recomendaciones oficiales, los gobiernos ofrecen a los profesionales de la salud unas pautas a seguir para la prescripción de ejercicio físico, y de esta forma se reduce la probabilidad de implementar programas ineficaces o inapropiados; 5) potenciando programas basados en las recomendaciones sobre actividad física, los gobiernos pueden maximizar el retorno de la inversión realizada; y 6) la elaboración de directrices nacionales sobre actividad física envía a la sociedad un mensaje convincente de que el gobierno está comprometido con una estrategia de salud pública que pone el énfasis en la prevención y la promoción de estilos saludables6.
En relación con la observación, que se realiza en la carta1, sobre el riesgo de permanecer mucho tiempo sentado, hay algunas evidencias que sugieren que pasar demasiado tiempo en esta posición puede causar problemas para la salud independientemente de la cantidad de actividad física que se realice. Si bien ésta es una prometedora área de investigación, hasta el momento los estudios bien controlados son insuficientes y no permiten emitir unas recomendaciones específicas de cuál es la cantidad de tiempo sentado que resulta perjudicial para la salud. En el futuro, a medida que las evidencias se acumulen, podrá ser posible desarrollar directrices y recomendaciones sobre el comportamiento sedentario. Sin embargo, en la actualidad, es prematuro tratar de desarrollar dichas recomendaciones.
Contribuciones de autoríaTodos los autores participaron en la concepción de la carta y en su redacción.
FinanciaciónLa investigación a la que hace referencia esta carta fue realizada durante una estancia de investigación financiada por el Ministerio de Educación, en la Universidad de Illinois, at Urbana-Champaign (EE. UU.).
Conflicto de interesesNinguno.