445 - LA TRANSICIÓN DEMOGRÁFICA Y SU IMPACTO EN LA PROFESIÓN EPIDEMIOLÓGICA: REFLEXIONES PERSONALES
Universidad de León; CIBERESP; SEMERGEN.
Durante las primeras dos décadas de mi carrera profesional, ejercí como Facultativo de Sanidad Penitenciaria. Actualmente y desde hace veinticinco años me dedico a la docencia universitaria en León. El inicio en la investigación epidemiológica estuvo marcado por dos influencias fundamentales: la colaboración con el Servicio de Medicina Preventiva del Clínic de Barcelona, bajo la dirección del Dr. Bayas, y el vínculo con la Dirección General de Salud Pública, liderada por el Dr. Salleras. Ambos desempeñaron un papel crucial como mentores en mis primeros pasos como investigador. En la década de los 90, realicé mi doctorado en la Universidad de Barcelona mientras colaboraba con la agencia de salud pública de Barcelona. Durante este período, me enfoqué principalmente en el estudio de la tuberculosis y el SIDA, bajo la tutela y guía de Ángela Domínguez y Joan Caylà, quienes fueron referentes clave en mi desarrollo profesional y académico. En lo que va de siglo, ya dedicado a la docencia, quiero destacar mi pertenencia a CIBERESP desde sus inicios. El trabajo colaborativo, en red, ha sido fundamental para crecer como investigador y desarrollar un grupo de investigación multidisciplinar, joven y reconocido. En este recorrido transitamos desde la epidemiología de las transmisibles a la del cáncer. El proyecto MCC-Spain con Marina Pollán y Manolis Kogevinas fue vital en ese cambio de trayectoria. También mi compromiso con SEMERGEN. Esto nos ha permitido trabajar estrechamente con los clínicos y ayudar en el desarrollo de la Medicina de Familia a nivel investigador y académico. Quisiera destacar cuatro aspectos fundamentales que he aprendido a lo largo de mi trayectoria. En primer lugar, la importancia de los mentores y tutores, quienes no solo nos transmiten su conocimiento y experiencia, sino que también nos contagian su pasión por la ciencia, marcando el rumbo de nuestra formación y crecimiento profesional. En segundo lugar, la relevancia del trabajo colaborativo en red. La generosidad de compartir ideas, conocimientos y esfuerzos es esencial para avanzar, crecer y mejorar como investigadores y como comunidad científica. La importancia de los congresos y las reuniones como elementos motivadores de la investigación y la innovación. El tercer aspecto es la valentía para afrontar nuevos retos y adaptarse al cambio cuando las condiciones son favorables. Por último, considero una obligación devolver lo recibido, idealmente con intereses. No debemos ser un árbol que impide que nada crezca debajo; al contrario, debemos ser un árbol que da sombra, protege y fomenta el desarrollo de quienes vienen detrás.