Según la Organización Mundial de la Salud1, cada año más de 1,2 millones de personas fallecen como consecuencia de accidentes en las vías de tránsito y otros 50 millones sufren traumatismos. Las campañas de prevención de accidentes afrontan este problema de manera no siempre eficaz. Su cometido es que las personas realicen la conducta preventiva, que se les ha inducido mediante un anuncio, en un contexto y un momento determinados del futuro.
Este planteamiento puede interpretarse dentro del paradigma de memoria intencional, en tanto que una vez generada la intención (p. ej., no adelantar sin visibilidad) se requiere que la persona recuerde realizar dicha acción en el contexto y el momento adecuados (p. ej., durante la conducción). Este nuevo enfoque plantea la posibilidad de que la eficacia de algunas campañas de prevención pudiera depender no tanto del correcto condicionamiento de la conducta preventiva a realizar como de la capacidad de generar el recuerdo de realizar dicha conducta en el momento preciso.
Una reciente revisión2 informa de que las intervenciones de prevención que mayor efectividad muestran son las que reducen o eliminan el riesgo de manera independiente al cambio del comportamiento de las personas y de sus conocimientos sobre seguridad vial. Reducir o eliminar un riesgo pasa por ser consciente de la existencia de un peligro. Esto supone incluir elementos de valoración durante el proceso de toma de decisiones que nos permitirán elegir la conducta más adecuada, teniendo en cuenta las consecuencias que se derivarían de una mala elección.
Dentro del paradigma de memoria intencional, una vez codificada la intención, los contenidos asociados a ella se mantienen en un subumbral de activación que facilita su recuperación3. En el ámbito de la prevención de riesgos, toda vez que se instaure de manera eficaz la intención de realizar la acción preventiva en un momento y contexto determinados, resultará más probable que emerja el recuerdo de realizar dicha acción si en la elaboración de los anuncios se ha establecido una relación de contingencia entre la conducta preventiva y los contenidos asociados a ella, como son las consecuencias de no realizarla (impacto frontal, lesión, muerte) y la señal de recuperación (señal de adelantamiento).
Si la señal de adelantamiento es correctamente asociada a las consecuencias de la conducta de riesgo durante la emisión del anuncio, será mucho más probable que el recuerdo de no realizar la conducta de riesgo por las consecuencias asociadas se active en el momento oportuno y aporte elementos de decisión a la hora de realizar o no dicha conducta. Por lo tanto, se asume la posibilidad de reforzar la conducta intencionada4 como una herramienta más en la prevención de los accidentes de tráfico, con evidentes beneficios sociales y económicos.
A la luz de este breve marco teórico es posible proponer estudios de corte experimental que analicen la estructura de los anuncios de prevención a partir de factores de amplia utilización en la psicología básica (memoria, emoción, conducta), y con el objetivo de potenciar la memoria intencional (recordar realizar la conducta preventiva en el momento adecuado). Estos estudios constituirían un novedoso enfoque de investigación, con una clara repercusión en el campo de la prevención de los accidentes de tráfico, y cumpliría una de las premisas que plantean Novoa et al2 para la implementación de intervenciones de seguridad vial, como es el hecho, sorprendentemente ignorado, de que deben basarse en la evidencia científica de su efectividad.