En relación a la carta1 que hace referencia a nuestro estudio2, queremos agradecer a sus autores el interés mostrado, así como la oportunidad de réplica para aclarar algunos aspectos y contribuir al debate sobre este interesante tema.
Coincidimos con los autores de la carta1 cuando se refieren a que el uso de instrumentos de autopercepción para evaluar tanto los atributos físicos y sociales del entorno de residencia como los niveles de actividad física puede tener un sesgo asociado, y por tanto dar lugar a asociaciones espurias. Conscientes de este problema, al hablar de las limitaciones de nuestro estudio2 hacíamos referencia expresa a él.
Sin embargo, no compartimos que deba evitarse siempre el empleo de cuestionarios de autopercepción para evaluar ambas variables en un mismo estudio. En el caso de los atributos del entorno de residencia, es cierto que la tendencia actual para estudiar sus posibles asociaciones con los niveles de actividad física consiste en el empleo de instrumentos objetivos, como las auditorías comunitarias basadas en la observación directa del entorno o los sistemas de información geográfica (SIG), debido a su exactitud y fiabilidad3. Pese a ello, hay diferentes motivos que explican el uso mayoritario hasta el momento de herramientas de autopercepción. Por una parte, los datos pueden obtenerse de forma más rápida y mucho más económica que con el uso de auditorías objetivas, y por otra, la información detallada sobre el uso del suelo a través de los SIG no ha comenzado a ser realmente accesible hasta fechas muy recientes4. Asimismo, varios estudios señalan también la necesidad de utilizar conjuntamente medidas percibidas y objetivas del entorno, ya que los atributos del barrio parecen relacionarse de distinto modo con la actividad física cuando se miden de manera objetiva o autopercibida3.
Otra solución para evitar el posible sesgo en nuestros resultados por el uso de cuestionarios de autopercepción podría haber sido cuantificar de manera objetiva los niveles de actividad física a través de acelerometría. Sin embargo, nuestro estudio2 fue llevado a cabo sin financiación y sobre una muestra relativamente amplia (n=1500) y dispersa en el territorio. Teniendo en cuenta estas circunstancias, la acelerometría resultaba económicamente inviable, al igual que la realización de auditorías del entorno. Además, el estudio se planificó en 2008, momento en que no teníamos ninguna posibilidad real de obtener datos del entorno residencial a través de SIG. Por todo ello, creemos que el empleo de cuestionarios de autopercepción fue la posibilidad que más se ajustaba a los condicionantes de nuestro estudio, y que era una opción completamente factible para alcanzar el objetivo planteado, también utilizada en trabajos previos muy citados en la literatura especializada5.
Por último, sin dejar de reconocer la utilidad que pueden tener técnicas como el Conditional Empirical Bayes, creemos que su uso puede dificultar la comprensión de los resultados por recurrir a una herramienta estadística compleja y de utilización poco frecuente en este tipo de estudios para analizar datos relativamente sencillos.
Contribuciones de autoríaTodos los autores han participado en la concepción y la redacción de la carta, son responsables de ella y han aprobado su versión final.
FinanciaciónNinguna.
Conflictos de interesesNinguno.