La perspectiva de reducción de daños se introdujo en España a finales de los años 1980 como estrategia para reducir las infecciones por los virus de la inmunodeficiencia humana y de la hepatitis, por el uso compartido de material para la inyección de drogas y las muertes por sobredosis de opiáceos1,2. En la década de 1990 aparecen nuevos estilos juveniles y cambian las formas de consumir, hacia prácticas recreativas con menos consecuencias negativas en cuanto a la salud pública1,3. Se produjo un cambio de lenguaje, se introdujo la concepción de la reducción de riesgos y en el análisis del fenómeno del consumo de drogas cobró importancia la búsqueda del placer. En la actualidad, la intervención en reducción de riesgos o daños depende, en muchos casos, de la población beneficiaria y su contexto.

De riesgos y placeres es una compilación de capítulos, realizados por diferentes autores expertos, con el objetivo de comprender mejor el uso de las drogas y sus efectos, negativos o positivos. Se estructura en tres bloques, precedidos por un capítulo de introducción a cargo de los editores, en el cual se presentan los objetivos, contenidos y motivos del libro.

El primer bloque lo constituye una serie de capítulos orientados a trazar diferentes líneas teóricas, conceptuales y metodológicas para entender y contextualizar el consumo de drogas en España. En ellos se analizan los cambios en el discurso del “problema drogas” y de la concepción del riesgo en el consumo de éstas. Se cierra el bloque reflexionando sobre dos dimensiones importantes para garantizar el éxito de las políticas: el marco jurídico, que debe favorecer la intervención en drogas basada en la evidencia científica, lejos de opiniones de corte moralista, y los medios de comunicación, que deben informar objetivamente para no generar alarma social o desinformación acerca de las diferentes sustancias y sus usos.

En el segundo bloque se describe la aplicación de la reducción de riesgos y daños en diferentes ámbitos, contextos y colectivos. Los primeros capítulos se centran en la intervención con jóvenes, con padres y en espacios festivos. Los siguientes capítulos versan sobre el ámbito asistencial y la intervención en reducción de daños (y riesgos) de consumos problemáticos. A continuación, se analiza la especificidad de la intervención en el colectivo de mujeres y de homosexuales. Se cierra el bloque con la exposición de la estrategia del análisis de sustancias, una de las intervenciones clave en los últimos 15 años para generar una mayor responsabilización de los consumidores, fabricantes y distribuidores de sustancias.

El tercer bloque consta de 11 capítulos sobre la reducción de riesgos en el uso de las sustancias existentes en la actualidad. Los contenidos se presentan de manera clara y sencilla, a modo de prospecto. Se introduce una explicación histórica de cada sustancia y las formas de uso, seguidas de su composición. A continuación se explican las formas de dosificación y los efectos a corto y largo plazo. Se advierte de las contraindicaciones y las interacciones con otras sustancias, y se ofrecen pautas claras de actuación en caso de sobredosis. Finalmente, se exponen las diferentes precauciones y factores a tener en cuenta, tanto biopsicosociales como legales y contextuales.

El libro se presenta como un «manual para entender las drogas», dividiendo los bloques de manera lógica, en diferentes niveles de comprensión. No obstante, y de acuerdo con sus editores, el manual puede ir dirigido a estudiantes, profesionales, usuarios de drogas y a todo aquel interesado en el tema.

Una limitación del libro es la falta de trabajos en profundidad sobre colectivos ocultos, como son las personas privadas de libertad, los vendedores de drogas y los «okupas». Aunque se hace alusión a ellos, será necesario ampliar el campo de estudio en estos colectivos en un futuro.

El punto fuerte del manual es que analiza cuestiones que no habían cubierto otros trabajos de nuestro marco geográfico, más centrados en la reducción de daños del consumo de heroína por vía inyectada en personas en proceso de exclusión social. Este libro aparece precisamente en un momento en que este modelo de intervención comienza a entrar en crisis ideológica y económica, recordándonos la necesidad de reactivar sus líneas de actuación.

La reducción de riesgos y daños es un modelo pragmático y humanista que intenta dar respuesta al “problema” de las drogas. Cuando aprendamos a vivir con ellas con madurez, sin prohibicionismo, dejaremos de hablar de reducción de riesgos y daños, dando paso a una forma de aprendizaje cultural del uso de sustancias.