La sanidad pública (y también nuestra salud) están en peligro y no podemos quedarnos mirando pasivamente. Éste es el mensaje principal del libro escrito por cuatro prestigiosos profesionales de la salud pública catalana, integrantes y colaboradores del Grupo de Investigación en Desigualdades de Salud, Employment Condition Network (GREDS-EMCOMET) de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona: Joan Benach, Carles Muntaner, Gemma Tarafa y Clara Valverde.
El libro es hijo del espíritu del movimiento 15-M, y en este contexto pretende aportar otro grano de arena al objetivo de formar redes de «activistas que piensan» y «pensadores que actúan», reproduciendo una feliz cita del mismo. Es decir, romper las barreras que separan la acción (ocasionalmente compulsiva y escasamente reflexiva) del pensamiento (frecuentemente académico y estéril, en cuanto a capacidad de transformación); límites que nos son muy familiares en este mundo nuestro salubrista, acotado en academias, administraciones públicas y publicaciones científicas.
Precedido de un prólogo de Vicenç Navarro, el libro está ordenado en cinco capítulos, cuyos títulos dan fácilmente cuenta de su contenido: La salud solo para algunos; La salud pública, mucho más que atención sanitaria; La sanidad pública, un logro colectivo que no podemos perder; Golpes de estado sobre la sanidad; y Retomar la salud en nuestras manos. Los contenidos no serán novedosos para el lector más familiarizado con el enfoque de determinantes sociales en salud o con textos de trinchera frente a la privatización de la sanidad pública. No es el público al que parece estar destinado.
Su gran aportación es que es capaz de sintetizar, en poco más de 100 pequeñas paginas (18 x 11cm), temas tan complejos y variados como la diferencia entre salud pública y sanidad pública, explicar qué son las desigualdades sociales en salud o la atención primaria de salud, contraargumentar la supuesta mayor eficiencia de la sanidad privada sobre la pública, desmontar las falacias sobre el copago-repago, resumir los cientos de datos sobre el complejo sanitario-farmacéutico-tecnológico, hacer un elogio a la reforma sanitaria bolivariana de Venezuela (a mi modesto entender, insuficientemente matizado), reivindicar la vigencia de las enseñanzas de Paolo Freire, advertir sobre las trampas lingüísticas del neoliberalismo, sintetizar unas metas mínimas comunes en un manifiesto de siete puntos (con un título que evoca a Ketama: Sabemos lo que queremos) y, finalmente, proponer formas de organización para defender la sanidad de todos, enfrentarse al discurso dominante y construir ciudadanía. Una ciudadanía crítica con el poder, integradora de la diversidad (mediante la escucha respetuosa y la búsqueda del consenso) y enriquecedora de la democracia representativa.
Los autores tienen, pues, el mérito de haber construido un breviario laico que sintetiza los principales argumentos e instrumentos para enfrentarnos a los mercaderes de nuestra salud, combinando un lenguaje en general asequible al mundo ajeno al profesional sanitario, con la búsqueda del rigor, fundamentado en decenas de referencias y citas de textos accesibles, en su mayoría, por Internet. Algunas sugerencias para futuras ediciones serían revisar ciertas repeticiones y redundancias en los contenidos de los capítulos (tal vez fruto del reparto entre los cuatro autores), y enriquecer el valioso listado final de páginas web de colectivos y movimientos sociales de defensa de la sanidad pública con nuevas referencias de colectivos de fuera de Cataluña.
En esta epoca en que para defender lo común (lo público) hay que explicar lo que creíamos evidente, tenemos también que cambiar las formas de comunicarnos y encontrar alianzas. Debemos dejar de «predicar para el coro». Es decir, sacar la información fuera de los ámbitos familiares en que solemos encerrarla y en los que nos encontramos cómodos. En el caso de los salubristas, consiste en sacarla fuera del ámbito de la llamada «comunicación científica» (artículos en revistas como ésta o comunicaciones en congresos profesionales). Mi experiencia es que nuestros estudios, mapas y estadísticas (p. ej., sobre diferencias en esperanzas de vida entre barrios de una ciudad), que por familiares y repetidos consideramos obvios, tienen un impacto inesperado cuando los sacamos a plazas, foros ciudadanos, medios de comunicación y, sobre todo, a la Web 2.0, incluida la blogosfera y las llamadas redes sociales. Probablemente el libro se ha escrito para «predicar fuera del coro» (profesional), y a partir de materiales ya difundidos y producidos «fuera del coro».
Sería redondo si además consiguiera superar otro limite: que no sea del exclusivo consumo de los activistas y parroquianos ya convencidos (el otro coro), sino que alcanzase a los que dudan o están insatisfechos e inquietos con las explicaciones oficiales sobre la contrarreforma sanitaria. A los que les crece la indignación y todavía no saben bien por qué. Ello dependerá, entre otras cosas, de su difusión y su uso.