Sr. Director:
En relación con la Carta al Director «La violencia contra las mujeres como problema de salud: ¿un asunto cuestionable?», sobre nuestro artículo1, tenemos que indicar a sus autoras que estamos de acuerdo en lo que plantean, aunque discrepamos en algún aspecto ya que creemos que no han acabado de entender lo que exponíamos en nuestro trabajo.
Estaríamos encantados de que los resultados de nuestro estudio tuvieran un fuerte impacto en la comunidad sanitaria y en la salud pública. En cualquier trabajo científico, lo que se busca es tener la máxima repercusión posible. En este caso para reflexionar sobre un tema que nos preocupa extremadamente y en el cual llevamos años trabajando.
Estamos de acuerdo en que el término «violencia doméstica» no es acaso el más adecuado, y lo hemos utilizado como sinónimo de «violencia de género» o, tal como indican las autoras, «violencia contra las mujeres en la pareja». Respecto a la generalización de resultados, ya explicábamos en la discusión de nuestro trabajo que una de sus limitaciones era precisamente que la muestra de profesionales incluidos era de un único hospital.
Estamos de acuerdo con que la violencia de género es un problema de salud. Y así lo afirmamos en la primera frase de la introducción. Desafortunadamente percibimos, y el estudio así lo muestra, que todavía hay muchos profesionales que no lo consideran como tal o no se lo han planteado desde este punto de vista.
No discutimos cuántos casos atienden los profesionales, sino que hay muchos casos que no se identifican. No entendemos la crítica vertida en ese sentido a nuestro trabajo, puesto que en el primer párrafo de la discusión se explicita que un 20% de las mujeres acude a su médico por este problema, referenciando el mismo trabajo que mencionan en su carta2. Finalmente, dicen que es necesario definir el papel de los profesionales sanitarios. Para nosotros está claro que este papel pasa por la detección sistemática como mecanismo para la intervención precoz, y éste es el camino que hemos emprendido en nuestra organización.
Insistimos, nuestro trabajo no cuestiona que la violencia contra las mujeres sea un problema de salud, y con una lectura adecuada es imposible llegar a tal interpretación. Al contrario, lo que pone de manifiesto es la situación real en la que trabajamos, cuáles parecen ser las dificultades para seguir avanzando y cuál es el camino que deberíamos seguir para intentar evitar, o por lo menos minimizar al máximo, la violencia contra las mujeres.