Estamos inmersos en la llamada «sociedad de la información», en la cual la adquisición, el almacenamiento, el procesamiento, la evaluación, la transmisión y la diseminación de la información, con vistas a la creación de conocimiento y a la satisfacción de las necesidades de las organizaciones, tienen un papel central. En el ámbito sanitario, los médicos utilizan aproximadamente un tercio de su tiempo registrando y sintetizando información1. Si bien los profesionales reciben y producen mucha información, se requiere un «sistema» para que ésta pueda ser agregada, comparada y analizada; en definitiva, para que tenga utilidad práctica. Esta preocupación nos viene de antaño, ya que en 1971 la Organización Mundial de la Salud definió un sistema de información sanitario como «una estructura para la recogida, el procesamiento, el análisis y la transmisión de la información necesaria para la organización y el funcionamiento de los servicios sanitarios, así como para la investigación y la docencia»2.
Actualmente nos encontramos en la era del desarrollo tecnológico, cuya aplicabilidad al manejo de la información es mayor de lo que podíamos imaginar. Sin embargo, no es suficiente tener un buen programa informático y que cada profesional disponga de un ordenador en la consulta. Para que un sistema de información sea eficiente, hay que tener claro qué hacer con él y ser capaces de llevar a cabo dicho cometido. Y es en este aspecto dónde el sistema sanitario está enredado. Si nos comparamos con otras administraciones del estado español, el sistema sanitario queda en una situación bastante atrasada, y sirvan como ejemplo las siguientes comparaciones.
En algunos servicios de urgencias hospitalarias, los médicos se ven obligados a reconstruir los antecedentes clínicos del paciente, ayudado por éste o sus familiares, ya que en muchos hospitales no hay una historia clínica única del paciente en la que se centralice su historial clínico. Esto está ocurriendo mientras el ciudadano recibe en su casa el borrador de la declaración de la renta con cuentas corrientes de las que ni se acordaba.
Compartir y comunicar información entre atención primaria y especializada es un aspecto deficiente, aunque ésta se facilite desde el mismo sistema público sanitario. Sin embargo, la Agencia Tributaria y la Administración de la Seguridad Social cruzan habitualmente sus datos para decidir si mantienen o reducen la cuantía de la pensión a sus afiliados. A su vez, los registros de la Seguridad Social se enlazan con el Registro de Mortalidad para dar de baja a los fallecidos (y que no sigan cobrando una pensión)3. ¿Por qué este cruce no puede hacerse con el sistema sanitario para que el médico identifique que un paciente no acude a su consulta porque ha fallecido?
Para que un profesional sanitario consiga un listado de los pacientes atendidos en su consulta durante un periodo de tiempo, tiene que hacer una solicitud expresa y esperar que la unidad de informática correspondiente sea capaz de devolverle dicha información. Sin embargo, en un plazo máximo de 10 días cada español que se encuentre activo laboralmente puede solicitar y recibir en su domicilio su Informe de Vida Laboral, en el cual figuran las altas y bajas en los diferentes regímenes del Sistema de la Seguridad Social.
A la luz de estos ejemplos, nos cuestionamos el porqué de tantas diferencias entre administraciones, y sobre todo por qué no aplican todas los mismos o parecidos sistemas de información.
El problema en el sistema sanitario reside en las dificultades para crear información relevante, en la falta de homogeneidad y de sistematización en la recogida de la información, en la escasa y tardía difusión, y en el análisis incompleto de los resultados. Además, en el marco actual de descentralización administrativa ha aumentado la dispersión en los modos de generar y utilizar la información, debido al desarrollo desigual de los sistemas de información en cada comunidad autónoma4. Actualmente no contamos con indicadores mínimos de ámbito autonómico, ni central, que nos permitan comparar la situación de la atención sanitaria en España. Y sin buena información será difícil establecer comparaciones en el desempeño de los servicios de salud y evaluar los progresos.
En conclusión, y según el último informe de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria5, es necesaria una profunda reforma de los sistemas de información sanitaria, que se encamine hacia la creación de un sistema de información global.
Contribuciones de autoríaB. Moreno ha redactado en su totalidad este texto.
Conflicto de interesesNinguno.
A la Junta de Andalucía (Consejería de Salud: 05/353, PI-0338/08, PI-0332/08 y Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa: CTS-587, P10-CTS-5862) y al Ministerio de Sanidad y Política Social (Fondo de Investigaciones Sanitarias: RedIAPP RD06/0018/0039).