EL APOYO FAMILIAR Y LA RELIGIÓN COMO FACTORES PROTECTORES DE LA DEPRESIÓN EN CUIDADORES DE PERSONAS MAYORES CON INCAPACIDAD
MV Zunzunegui, A Llácer *, F Béland, I Keller.
Escuela Andaluza de Salud Pública; Centro Nacional de Epidemiología,
Instituto de Salud Carlos III; Universidad de Montréal.
A Llácer. Centro Nacional de Epidemiología. C/Sinesio Delgado, 6. 28029 Madrid. Tfno:91387802. Email: allacer@isciii.es
Antecedentes: Se presenta la continuación de un estudio previo transversal que concluía que, en nuestro medio, la sintomatología depresiva era elevada en cuidadores de ancianos incapacitados, que se asociaba con la falta de apoyo familiar en su vertiente emocional y con la religiosidad del cuidador según fuera su vinculo con el anciano cuidado.
Objetivo: Describir la evolución de la sintomatología depresiva en cuidadores de ancianos con incapacidad y como influye en ella el apoyo social y la religiosidad.
Metodología: En 1996 se entrevistaron en su domicilio todos los cuidadores principales de personas con incapacidad en las actividades del cuidado personal, identificados en el transcurso de una encuesta a una muestra representativa de personas mayores de 65 años residentes en la comunidad (Leganés, Madrid). La tasa de respuesta fue del 85% (n=194). El cuestionario recogía información socio-demográfica, estado de salud del cuidador, carga de cuidados y recursos psicosociales de apoyo al cuidado. La sintomatología depresiva se midió utilizando el Center for Epidemiologic Studies Depression (CES-D) Scale. Un año mas tarde, 119 de estos cuidadores fueron nuevamente entrevistados, midiendo su estado depresivo con el mismo instrumento. En el análisis se valoró el papel desempeñado por la religiosidad y el apoyo social en la evolución de la depresión mediante un modelo de regresión politómica con el fin de controlar el sesgo debido a las pérdidas en el seguimiento y por defunción.
Resultados: La depresión permaneció estable en la mayoría de los cuidadores transcurrido un año. Las personas que se perdieron en el seguimiento estaban más deprimidas basalmente que las que continuaron en el estudio. En los cuidadores seguidos durante un año, se dio más frecuentemente el cambio a la recuperación que a la depresión. Controlando por la depresión basal, la mala salud del cuidador y su baja autoestima, junto con la presencia de incontinencia en la persona cuidada, fueron predictivos de depresión. El apoyo emocional, proporcionado casi exclusivamente por la familia, atenua el efecto de los estresores del cuidado en el riesgo de depresión, pero su efecto positivo disminuye si es muy intenso el cuidado. En este estudio, la religiosidad del cuidador no influye en la depresión.
Conclusión: Las características psicosociales y de salud del cuidador son más determinantes del riesgo de depresión que las características del cuidado prestado. Los cuidadores con mal estado de salud, baja autoestima y falta de apoyo emocional son los cuidadores de alto riesgo de depresión. Este perfil debiera tenerse en cuenta en las consultas de atención primaria a efectos de prevención.