La no concesión de becas de comedor escolar a niños y niñas con familias monoparentales por parte de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid refleja una discriminación sustentada en prejuicios y estereotipos de género. En la documentación a presentar se exige que aparezca la figura paterna, o incluso se solicitan los informes médicos de tratamiento de reproducción asistida1. Además de paternalista y sexista, se trata de una situación humillante, y las explicaciones dadas hasta la fecha no parece que supongan argumentos sólidos para ratificar o retirar este tipo de ayudas, pues para ello ya existen otros criterios objetivos y fácilmente demostrables, como por ejemplo los económicos.
Esta decisión, sustentada en una discriminación por razones de género, manifiesta las desigualdades de género que sufren muchas madres en nuestro contexto y conlleva consecuencias graves e importantes que competen a la salud pública. Una de ellas es privar a los niños y las niñas de una alimentación adecuada y saludable, indispensable para su desarrollo nutricional, intelectual y personal; otra es la exposición de estas mujeres a una mayor precariedad económica2 y a una situación de vulnerabilidad y de exclusión social que afecta a su autonomía y capacidad para tomar decisiones3. Este es uno de los motivos que llevan a estigmatizar a las familias monoparentales y que identifican monoparentalidad con marginalidad o pobreza4. De hecho, según el Informe del estado de pobreza en España, en el año 2022 el riesgo de pobreza o exclusión social en los hogares monoparentales (tasa AROPE) era del 49,2%5.
La diversidad de estructuras familiares no debería influir en el acceso de los niños y las niñas a las mismas oportunidades. Desde el punto de vista de la salud pública, y en virtud de la justicia social, el desarrollo de políticas equitativas e inclusivas debería ser una realidad independientemente del signo político de los gobiernos. En España esto resulta muy complicado al no existir un marco común de políticas públicas con impacto estatal que regulen y reconozcan la monoparentalidad como parte de dicha diversidad familiar, en un plano de igualdad con otros modelos familiares6. Únicamente existen leyes en el ámbito autonómico heterogéneas y dispares entre sí7. Es más que probable que el hecho de que el 82% de las familias monoparentales se encuentren encabezadas por mujeres influya en ello8.
Por último, llama la atención que la ausencia de la figura paterna, y no de la materna, sea el factor decisivo para la denegación de estas becas, constituyendo una manifestación más que refleja la desigualdad de género en las familias monoparentales, así como la persistencia del machismo en la sociedad y en las políticas sociales. Finalmente, la concesión posterior de las becas de comedor a la totalidad de las personas solicitantes, como solución por la que ha optado la Comunidad de Madrid, contribuye a la invisibilización de la monoparentalidad y de los problemas descritos.
Contribuciones de autoríaTodas las personas firmantes han contribuido a la concepción del manuscrito, su escritura y aprobación de la versión final.
AgradecimientosA Concepción Tomás Aznar; sin ella, nada de esto sería posible.
FinanciaciónNinguna.
Conflictos de interesesNinguno.