Conocí a Cuca cuando entré como profesor asociado en la Facultad de Ciencias de la Salud, precisamente en un momento de cambio con la aplicación del Plan Bolonia y el paso a Grado de la titulación de Enfermería. Muestra de su implicación con el desarrollo de dicha titulación, Cuca se comprometió a ser la primera Coordinadora Académica del Grado. Su intenso trabajo en este ciclo, siempre desde la colaboración con todo el equipo docente, aportó unas bases que contribuyen al desarrollo de la disciplina y a un compromiso por la adquisición de competencias por parte del alumnado, entre las que destacan las humanas, de base científica y centradas en el bienestar de las personas y comunidades.
Para mí fue mucho más que la Coordinadora del Grado y la compañera de trabajo. Me acogió, al inicio de mi carrera docente, tanto en lo personal como en lo profesional, haciéndome sentir parte del equipo. Cuando le conté mi trayectoria previa, mis inquietudes y planes académicos, conectamos de inmediato. Eso me llevó a reanudar mi proyecto de tesis, que de otro modo, sin su apoyo entusiasta, y desde luego sin su dirección, hubiera caído en el olvido. Desde esos momentos y durante todo el camino juntas, cuando los proyectos vitales se entrecruzan con los académicos y científicos, la compañía y el afecto en lo personal fueron decisivos.
Me abrió los ojos a la necesidad de incorporar la perspectiva de género a la investigación y a la práctica asistencial, siempre teniendo como base las aportaciones que esta hace a la calidad, a la ética y a la justicia. Ella contaba con un amplio bagaje en este camino. Con su trabajo, aportó resultados de investigación con una gran difusión, como las publicaciones derivadas del proyecto de investigación financiado por el Fondo de Investigación en Salud del Instituto de Salud Carlos III, que abrió las puertas a la evaluación de la perspectiva de género en proyectos de investigación en salud.
Cuca vivió en primera persona el surgimiento de la democracia y su incipiente desarrollo. El nacimiento del feminismo en España con el que se implicó, como era propio de ella, con un compromiso incondicional que inundó toda su vida. Así, fue una de las fundadoras del Seminario Interdisciplinar de Estudios de la Mujer en el seno de la Universidad de Zaragoza en 1994, del que fue coordinadora entre 2004 y 2006. Llevó a cabo, junto con sus compañeras, imprescindibles actividades que marcaron el ritmo del desarrollo de gran parte de las iniciativas feministas en Aragón desde el ámbito académico y asistencial, formando parte más adelante del comité editorial de Filanderas, revista de estudios feministas de dicho seminario. También se asoció a la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (WILPF) y formó parte del Grupo de Investigación de Género y Ciencia Genciana, con compañeras y amigas que fueron y siguen siendo referentes en la aplicación de los estudios de género en diferentes disciplinas.
Su tesón y convencimiento de la lucha por la justicia y la equidad se refleja desde sus primeros pasos como médica y académica. Su tesis doctoral, Planificación sanitaria en situaciones de desastre: contribución al análisis de la situación en Aragón, mostraba su compromiso con la salud de las poblaciones y, desde un enfoque social, el interés por la comprensión de los factores que colocan a las personas en situación de mayor vulnerabilidad.
Experta además en economía de la salud, fue capaz de articular trabajos de investigación que demostraban la necesidad de ajustar los recursos a las necesidades reales de las poblaciones, ofreciendo servicios centrados en las personas, justos y con el principio de equidad como eje vertebrador.
Has sido para todas nosotras una inspiración por tus conocimientos, tu generosidad, tu capacidad de escucha, de poner en contacto a la gente que comparte gustos, intereses y formas de ser. También por tu humildad, porque siendo muy grande nos has enseñado el arte de convencer sin imponer. Arte que no era otro que trabajar, trabajar y trabajar, desde la evidencia científica y el compromiso con la amistad y con el feminismo. La coherencia que mantuviste pasara lo que pasara es un referente, ejemplo de un camino posible que desde el trabajo diario, honesto y generoso, desbanca todas las trabas académicas y guerras de poder, demasiado frecuentes en ocasiones, entre nuestras disciplinas.
Nos queda la sabiduría que nos regalaste y la ilusión que, en estos últimos años, pusiste en la creación de un grupo de estudios de género independiente (Grupo Interdisciplinar Independiente de Estudios de Género Aragón [GRIIEGA]), que hoy sigue tus pasos y avanza con tu legado como bandera.
Es cierto que la vida sigue Cuca, y en nuestro mundo de imposibles nos has enseñado que la generosidad es la necesaria fuerza del cambio y eso nadie nos lo quitará.
Hasta siempre Cuca.