El Ministerio de Sanidad ha publicado una nota de prensa sobre la inclusión y la dispensación de la profilaxis preexposición en el Sistema Nacional de Salud «como medida de prevención del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) dirigida a las personas en situación de alto riesgo»1. Incluye hombres que mantienen sexo con hombres (HSH) y personas transexuales bajo diferentes supuestos relacionados con estudios específicos en HSH2–4, «con más de 10 parejas sexuales en el último año, con práctica de sexo anal sin protección, y al menos una infección de transmisión sexual bacteriana en el último año»; también «mujeres en situación de prostitución VIH negativas que refieran un uso no habitual del preservativo».
La elección casi exclusiva de los HSH para implementar esta intervención pone sobre la mesa la ceguera de género hacia las mujeres5,6. No se detalla ningún supuesto de inclusión para las mujeres, salvo exclusivamente encontrarse en situación de prostitución y sin uso habitual del preservativo. No quedan incluidas las mujeres en general ni las mujeres en otras situaciones de vulnerabilidad, y tampoco los hombres no HSH, ni hay detalle alguno sobre las personas trans. No se ofrece la profilaxis preexposición a la población general que se encuentre en los mismos supuestos.
Desde las instituciones se ignoran las distintas realidades de la vida de las mujeres, y queda patente un enfoque de salud tradicional con desigual tratamiento de mujeres y hombres frente a la prevención del VIH. Las prácticas sexuales se consideran actividad recreacional solo en los hombres; en el caso de las mujeres se les asigna la condición de «prostitutas». La sexualidad de las mujeres continúa sujeta a estigma e invisibilización, y se admite la persistencia de una doble moral en la que se tolera que solo los hombres puedan tener múltiples parejas sexuales. En este contexto, resulta poco probable que las mujeres y los hombres que conviven con el VIH puedan llevar vidas dignas y contar con el apoyo de la sociedad y de las comunidades donde residen.
Si bien se cita que la herramienta principal para evitar la transmisión del VIH es el empleo del preservativo, la profilaxis preexposición dista mucho de suponer «una sensibilización para la reducción de conductas de riesgo, y para la promoción del uso del preservativo». Se trata de un fármaco que surge como una respuesta inmediata a un problema, capaz de prevenir la primoinfección por el VIH, pero no otras infecciones de transmisión sexual. Uno de los factores clave que asegura su eficacia reside en la adherencia al mismo. En la nota no se hace referencia a la inclusión de ninguna medida destinada a reforzarla. Tampoco aparece ningún nuevo enfoque de actuación sobre factores estructurales u otros factores que perpetúan las situaciones de vulnerabilidad7. Si bien se afirma que «se van a elaborar y planificar estrategias de seguimiento de las personas a las que se les prescriba este medicamento», desde el punto de vista de la salud pública esta intervención cuenta con un diseño deficitario y sería deseable combinarla con otras8.
Sorprende el lenguaje empleado, pues contribuye a estigmatizar al colectivo HSH y a las mujeres en situación de prostitución, al considerarlos de manera equiparable a grupo de riesgo y no como personas en situación de vulnerabilidad.
Conflicto de interesesNinguno.
FinanciaciónNinguna.
Contribuciones autoríaLos 3 autores han concebido el manuscrito, contribuido a su redacción y revisado su versión final.
A Concepción Tomás Aznar, siempre guiando nuestro trabajo.