Durante el mes de enero de 2019, el Consejo de Colegios Oficiales de Médicos de Castilla y León realizó un estudio demográfico de los médicos de esta comunidad autónoma con el propósito de analizar distintos problemas relacionados con la organización sanitaria de su entorno, entre los que se encuentran la escasez de médicos1. El estudio afirma que una de las razones de este problema radica en la feminización de la medicina (el 56,3% son médicas) y en el impacto de las bajas y las reducciones de jornada solicitadas durante los periodos de embarazo y lactancia.
Resulta incomprensible que desde las instituciones colegiadas se lance este tipo de mensajes sexistas, y que se desprendan conclusiones tan simplistas derivadas de un único estudio descriptivo. Parecen afirmaciones tendenciosas, pues a lo largo del documento se describe que el 59,9% del total de las médicas cuenta con edades superiores a 45 años.
Nos encontramos ante una declaración pública que respalda la brecha de género dejándolo por escrito y afirmándolo en los medios de comunicación. A la luz de este hecho, resulta evidente la persistencia de un sesgo institucional de género que impide a las mujeres progresar en sus trayectorias profesionales e investigadoras. Existen numerosas investigaciones que ponen de manifiesto la invisibilidad de las mujeres en la medicina y en las instituciones científicas en general, así como su infrarrepresentación en puestos de gestión, dirección y posiciones de mayor rango académico u órganos de decisión sobre la ciencia2–6. Las razones de este esquema social clásico en el ámbito profesional son multifactoriales y estructurales: desigual reparto en las responsabilidades domésticas, persistencia de estereotipos sexistas en las profesiones, socialización de las mujeres en actitudes menos competitivas, prácticas o actitudes discriminatorias encubiertas, y la consecuente falta de referentes, entre otras7,8, que constituyen barreras invisibles para las mujeres con consecuencias devastadoras también para las más jóvenes, que son disuadidas en el avance de su carrera profesional7,9.
La resistencia activa, como en el caso que nos ocupa, al reconocimiento de la desigual posición de las mujeres en la sociedad representa un instrumento de perpetuación de las desigualdades de género10. Así, a pesar de que en España se hayan desarrollado leyes que promueven la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, este tipo de declaraciones pone en evidencia que exista un verdadero avance en la promoción de la igualdad. Queda patente que las iniciativas políticas y gubernamentales por sí solas no son suficientes para promover la posición de las mujeres en la medicina7, sino que son las propias instituciones las que deberían desarrollar estrategias para solucionar, y no apuntalar, la desigualdad de género.
Conflicto de interesesNinguno.