Nuestra sanidad pública ha merecido una valoración muy positiva de todas las fuerzas políticas y sociales; un consenso del que carecen las diversas propuestas que pretenden mantener su viabilidad. El actual Sistema Nacional de Salud, cuya denominación ya denota ciertas particularidades, nació formalmente con la Ley General de Sanidad, que apenas ha cumplido 30 años. Pero 2 años antes se había producido la reforma de la atención primaria, una de las claves de la transformación del sistema que, en buena lógica, debía haber sido precedida por la norma citada, el marco en el que desarrollar la nueva sanidad española. Sorpresa que se acrecienta, si cabe, al recordar la mayoría absoluta alcanzada por el PSOE en el parlamento en 1982.
Los antecedentes de la construcción de nuestro sistema sanitario público son, pues, de mucho interés, no solo desde una perspectiva histórica, sino también como elementos útiles para las reformas que se avecinan. Esta es una aportación principal del libro que firma Juli de Nadal, con la colaboración de Lluís Bohigas y Pedro Sabando, todos ellos testigos privilegiados de la gestación que culminó con la aprobación de la ley por las Cortes Españolas en el pleno del 18 de marzo de 1986. Testigos y protagonistas. El más destacado de ellos fue Sabando, a la sazón Subsecretario del Ministerio, que en las 50 páginas de su contribución da cuenta de los entresijos de la dilatada y bronca negociación que, finalmente y entre muchas otras cosas, llevó a adoptar el nombre de Sistema Nacional de Salud en lugar del de «servicio nacional de salud» que prometía el programa electoral del PSOE. Bohigas, Director General de Planificación Sanitaria de 2000 a 2004 (etapa en la que se completan las transferencias sanitarias a todas las comunidades autónomas), y luego también presidente de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), era entonces uno de los artífices de la Xarxa Hospitalària d’Utilització Pública (XHUP) en Cataluña, comunidad autónoma que desde 1981 gestionaba la asistencia sanitaria de la Seguridad Social, que también condicionó el proceso.
De Nadal, además de responsable del gabinete técnico del ministerio, fue Director del Fondo de Investigaciones Sanitarias, financiado inicialmente mediante el descuento que la industria farmacéutica otorgaba a su principal cliente, la Seguridad Social, y que progresivamente se convirtió en uno de los ejes de modernización de sistema con la adquisición de cierta autonomía investigadora sanitaria, respecto de la academia y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Proceso de extraordinaria trascendencia y que también tuvo sus intríngulis, como nos revela el autor.
Según el periodista Lluís Foix, que escribe el prólogo, «este libro no es un ensayo ni unas memorias, sino el relato de unos hechos ocurridos durante largo tiempo, con la participación de profesionales diversos que tenían el propósito común de cambiar la realidad de los ciudadanos con la sanidad». Es una narración asequible al público general sin perder atractivo para los profesionales del sistema sanitario. Escrita desde una perspectiva de clínico, todavía en activo como internista. En ella, la vocación de objetividad se conjuga con el sentido que los hechos tienen para el narrador, lo que facilita la comprensión de situaciones complejas, si bien, como es inevitable, desde una determinada visión.
A los cambios en la formación médica atribuye el autor una decisiva influencia en el proceso de transformación, de modo que la obra se inicia con la descripción de la situación de las facultades de medicina en la década de 1960, el marco donde a pesar de todo, y gracias a iniciativas como las de la Fundación Jiménez Díaz o la del nuevo Hospital Provincial de Asturias, dirigido por Soler Durall, irá germinando el modelo de especialización MIR, al que dedica una notoria atención en tanto que antecedente crucial.
Sin embargo, el núcleo del libro corresponde, por una parte, a los obstáculos que tanto desde la izquierda, incluida buena parte del propio PSOE, como desde la derecha, se debieron vencer para conseguir promulgar la Ley General de Sanidad. Una oposición que también ejercieron las corporaciones profesionales opuestas al régimen de incompatibilidades propuesto. Y por otro lado, la introducción de la gestión en el sistema, particularmente en el caso del Instituto Nacional de la Salud (INSALUD). Destaca el papel que desempeñaron algunos personajes ya retirados.
Finaliza el libro con tres capítulos dedicados a los cambios actuales, a los nuevos médicos y a los nuevos enfermos, y a la necesidad de una nueva formación médica.
Sería bueno que su lectura estimulara a otros testigos y protagonistas a aportar hechos e interpretaciones que complementen el análisis del proceso de construcción del sistema público, todo un éxito para quienes recordamos cómo era la sanidad española hace 50 años.
Contribución de autoríaAutor único.
FinanciaciónNinguna.
Conflicto de interesesEl autor declara no tener ningún conflicto de intereses.