La política de limitación presupuestaria practicada en España sobre el Insalud no pasará a la historia ni por su «brillo técnico», ni por su preocupación para aumentar la eficiencia global del sistema. Legitimado el inicial impulso racionalizador por la contundencia de la evidencia de que se podían y debían optimizar los costes del sistema asistencial, los primeros y necesarios esfuerzos para gestionar mejor el presupuesto no se continuaron con la elaboración de una política a medio plazo.
La persistencia de las primeras medidas «de choque», encaminadas a crear cierta sensibilidad sobre el control del gasto, y obtener éxitos a corto plazo, tendrá posteriormente efectos negativos muy importantes, al no diseñarse mecanismos de ajuste y asignación presupuestaria más perfectos y evolucionados.
Al disminuir sustancialmente y de forma horizontal el nivel de recursos sobre el conjunto de la estructura sanitaria, se ha provocado un altísimo nivel de crispación, desánimo y frustración. Los gestores se han adaptado a la crisis, enquistándose en actitudes poco imaginativas, transformándose en víctimas de la crisis, y a veces en «cabezas de turco». No ha habido un estilo de dirección vivo, ni una mejora de instrumentos y técnicas de gestión.
El Insalud lleva un retraso importante en comparación con el tipo de adaptación producido en los sistemas sanitarios europeos (golpeados igualmente por la crisis), adaptación más inteligente y activa.
Políticos y gestores deben coincidir en la necesidad de descentralizar, desburocratizar e incluso desregularizar el sistema, manteniendo la coherencia de un sistema público. Aumentar la calidad global de las prestaciones sanitarias y estimular una política creadora en materia de gestión, constituirán elementos clave de una auténtica «revolución de la gestión» del sistema sanitario público en España.
(I) The economic crisis and restructuration of regional health services: repercussions on hospital efficiency.
(II) Proposals for the strategic development of hospital administration.
The policy of budget limitation practised in Spain on «Insalud» will not go down in history for its «technical gloss» nor for its concern to increase the overall efficiency of the system. Once the initial rationalizing impulse had been legitimized by the overwhelming evidence that the costs of the care system could and should be optimized, the first and necessary efforts to administer the budget better did not lead on to the development of a middle-term policy.
The persistence oh the first «shock» measures, intended to create a certain sensibility to the control of cost and to achieve success in the short term, will subsequently have important negative effects if more perfect and evolved mechanisms of budget adjustment and allocation are not designed.
With the substantial horizontal decrease in the level of resources throughout the health sector, a high degree of tension, disillusion and frustration has been caused. Administrators have adjusted to the crisis, stagnating in unimaginative attitudes and converting themselves into victims of the crisis, at times into scapegoats. There has been no vigorous style of administration nor an improvement in its instruments or techniques.
«Insalud» is behind other European health systems (equally hit by the crisis) in terms of adaptation, which in the latter has been more active and Intelligent.
Politicians and administrators must agree on the need to decentralize, debureaucratize and even de-regularize the system, maintaining the coherence of a public system of health. The improvement of the overall quality of health services and the stimulation of a creative administrative will he key elements in an authentic «administrative revolution» in the Spanish public sector health system.
La crisis económica y la estructuración de servicios regionales de salud: repercusiones sobre la eficiencia hospitalaria