Al mismo tiempo que se estaba produciendo en España la desescalada del confinamiento iniciado en marzo de 2020 a causa de la COVID-19 se publicaba el libro Epidemiocracia, cuyos autores son Javier Padilla y Pedro Gullón. A ambos ya los conocíamos, al primero por su sugerente libro ¿A quién vamos a dejar morir? y al segundo por sus esclarecedores artículos sobre las zonas verdes y la actividad física en las ciudades. Después de la lectura del libro, si tuviéramos que escoger un adjetivo que lo definiera sería «pedagógico», ya que explica, de forma muy sencilla, cómo se han producido las principales epidemias en los últimos 100 años y su impacto en la población. Hay un énfasis en la COVID-19, pero hay continuas referencias a otras pandemias, como las provocadas por el virus Ébola, el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y el virus de la gripe H1N1.
Epidemiocracia se divide en cuatro partes. En la primera, llamada Sustrato, se define el marco contextual de las epidemias, en general, y de la de COVID-19 en particular. A partir de dicho marco, se exploran las condiciones que conforman el caldo de cultivo para una epidemia como la de COVID-19. Además, se ponen de manifiesto la importancia de la salud pública, tanto en la detección de las epidemias como en su seguimiento, y el escaso apoyo económico que tiene de la Administración española. En la segunda parte del libro, Contagio, se estudian los factores determinantes de la incidencia de las epidemias, como la clase social, el sexo, la edad y la etnia, aunque se reconocen la importancia de la intersección de estos determinantes y la preponderancia de la variable clase social. La existencia y el reconocimiento de estos factores conducen inevitablemente a una estigmatización de ciertos colectivos y grupos sociales, que son los más vulnerables: grupos afectados por la precarización económica, personas mayores, población inmigrante, población reclusa, etc. Este análisis lleva a asumir que las decisiones políticas están, finalmente, detrás de los resultados del impacto de las epidemias.
La tercera parte del libro se titula Respuesta y en ella fundamentalmente se habla de cómo debería actuar y conformarse el sistema sanitario, social y económico para amortiguar el efecto de las epidemias. Se establecen dos conceptos clave que, dependiendo de su aplicación, garantizarán un mayor o menor éxito en la lucha contra las epidemias: la resiliencia y la universalidad. El primer término hace referencia a la capacidad del sistema de adaptarse a lo imprevisto, y el segundo se relaciona con el acceso a la estructura sanitaria. A estas dos premisas, para un abordaje adecuado de las epidemias, añadiríamos una tercera, que es lo comunitario, un eje que no está integrado en nuestro sistema de atención primaria y que es una de las causas por las que, en la actual coyuntura, las poblaciones de riesgo se encuentran desprotegidas. Por otro lado, también se desgrana el peso que tienen y han tenido las políticas de salud pública tanto en la situación de pandemia actual como en otras situaciones epidemiológicas provocadas por enfermedades como las producidas por el VIH o el virus Ébola, y cómo la inversión pública en investigación y desarrollo de vacunas termina beneficiando a entidades privadas. Otra de las cuestiones fundamentales que se tratan en este apartado es la contraposición entre salud y economía, cuyo antagonismo ha provocado debates muy intensos en la actualidad para dilucidar qué es lo que se debe priorizar.
El libro acaba con el epígrafe Reconstrucción, que alude a las respuestas que deberían darse en una etapa pospandemia y en el que se hacen propuestas como la consolidación de un sistema nacional de cuidados y la implantación de una renta básica universal. Dichas respuestas trascienden lo que entendemos popularmente por sanitario, y se vuelve a hacer referencia al abordaje de la desigualdad para lograr una mayor inmunidad no solo frente a las epidemias, sino ante cualquier tipo de enfermedad. A un nivel más sistémico se subraya, también para la etapa de restablecimiento de la normalidad, la importancia de la atención primaria en la salud pública, en detrimento de la atención hospitalaria, tanto para lograr una mayor eficiencia preventiva y terapéutica como para mantener la viabilidad económica del sistema. Se propone, de una manera directa, aunque ya se había insinuado a lo largo del trabajo, la creación de un sistema sociosanitario que sirva para integrar estos dos elementos indisolubles. Finalmente, Epidemiocracia termina proponiendo un new deal para la reestructuración de todo el sistema socioeconómico y sanitario después de la pandemia.
En cuanto a los déficits del libro, encontramos que apenas se ha desarrollado la posible influencia de la dimensión cultural en la mayor incidencia de las epidemias en algunos lugares. La dimensión socioeconómica no parece suficiente como para explicar por sí misma la mayor incidencia de COVID-19 en España con respecto a los países de nuestro entorno.
Contribuciones de autoríaLos dos autores han contribuido por igual en la redacción de la recensión.
FinanciaciónNinguna.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.