En España la prevalencia global de la enfermedad renal crónica ha sido estimada, según el estudio EPIRCE1, en un 6,8%, y en los mayores de 64 años aumenta hasta un 21,4%. No obstante, la prevalencia puede ser aún mayor en algunos grupos de riesgo. Un estudio realizado en atención primaria encontró que la prevalencia de enfermedad renal crónica en pacientes con diabetes de tipo 2 fue del 34,6%2.
Numerosos factores predisponen a los pacientes con enfermedad renal crónica a las infecciones, las cuales representan la segunda causa de muerte, en especial en los pacientes con insuficiencia renal terminal3. Pese a que muchos de los factores de riesgo para infección no son modificables (p. ej., edad o inmunosupresión), pueden adoptarse algunas estrategias preventivas, incluyendo la reducción de la exposición a los agentes infecciosos de origen nosocomial (p. ej., evitando tanto los catéteres vasculares como los ingresos hospitalarios innecesarios) y las pautas efectivas de vacunación.
Entre las enfermedades inmunoprevenibles que afectan al paciente con enfermedad renal crónica, la neumonía neumocócica y la enfermedad neumocócica invasiva, así como la hepatitis B y la gripe, constituyen el blanco prioritario de las recomendaciones nacionales de inmunización de diferentes países, las cuales han sido objeto de revisión del grupo internacional Kidney Disease Improving Global Outcomes (KDIGO)4. No obstante, debido a la menor respuesta a la vacunación en los pacientes con enfermedad renal crónica, en especial en la insuficiencia renal terminal, existe controversia acerca de la efectividad de la vacunación en estos pacientes. Según una reciente revisión5 comparando con pacientes sin enfermedad renal crónica, tan sólo entre el 50% y el 60% de los que tienen insuficiencia renal terminal desarrollan anticuerpos después de la vacunación contra la hepatitis B. Asimismo, sólo el 48% de los pacientes con enfermedad renal crónica mantienen títulos protectores de anticuerpos 1 año después de la vacunación contra el neumococo.
En España, las últimas recomendaciones de vacunación del adulto del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad fueron publicadas en 2004, con una actualización para la vacuna del tétanos y la difteria en 2009. Además, hay diversos calendarios de vacunación en las comunidades autónomas, con similitudes y diferencias entre ellos. Al igual que en las guías internacionales recogidas por KDIGO4, los calendarios autonómicos del adulto comparten la indicación de las vacunas de la hepatitis B, neumocócica polisacárida y de la gripe en el paciente con enfermedad renal crónica; sin embargo, hay algunas diferencias en la indicación de otras vacunas. Asimismo, tanto en las recomendaciones nacionales como en las autonómicas, los pacientes con enfermedad renal crónica a menudo forman parte de un grupo heterogéneo en el que también están incluidos pacientes con otras enfermedades crónicas, por lo que pierden visibilidad como grupo diana importante.
Teniendo en cuenta las anteriores consideraciones, a continuación exponemos algunos puntos que consideramos que merecen atención en la vacunación de los pacientes con enfermedad renal crónica: primero, es preciso revisar las recomendaciones actuales de vacunación, teniendo en cuenta la variabilidad de la respuesta a la inmunización en estos pacientes, así como la epidemiología local de las distintas enfermedades inmunoprevenibles; segundo, conviene disponer de criterios unificados de vacunación para todo el territorio español; y por último, es necesario una mayor visibilidad de las recomendaciones específicas de vacunación del paciente con enfermedad renal crónica.
Contribuciones de autoríaA.E. González-Vélez y R. Rodríguez-Barrientos son los únicos responsables en cuanto a la concepción y el diseño final del manuscrito y su escritura, y se hacen responsables y aprueban la versión final.
FinanciaciónNinguna.
Conflicto de interesesNinguno.