La interdependencia es un hecho básico de la vida que hace inevitable ampliar la perspectiva de la epidemiología actual. El siglo XXI requiere superar el paradigma del ser humano como centro de todas las cosas y considerarlo profundamente interdependiente de lo que le rodea. Reconocer que lo que daña a las otras formas de vida puede hacerle también vulnerable. Y comprender que, en términos de prevención del daño humano, el entorno nos proporciona un entramado de información cuyo análisis atento puede ser una señal de alarma y una llamada a la intervención oportuna.
La característica de las exposiciones ambientales actuales que más interés causan entre la población es su involuntariedad. La epidemiología ha contribuido en gran manera a analizar, conocer e intervenir en muchos de los procesos involuntarios más importantes de todos los tiempos. Se pide a la epidemiología actual que dote a su agenda con un nuevo empuje por entender los riesgos que, siendo aparentemente de una magnitud reducida, poco aparentes a corto plazo, desconocidos por la ciencia en gran medida o que todavía no hayan producido alteraciones evidentes de la salud, puedan comprometerla a más largo plazo. Se nos pide el reto de anticipar los riesgos y garantizar a las futuras generaciones un entorno más favorecedor de la salud que el actual, no lo contrario. Es una suerte de epidemiología preventiva para la que es imprescindible seguir manteniendo los logros actualmente disponibles.
Entender profundamente la interdependencia de la vida es asentar uno de los pilares más firmes del comportamiento ético como seres humanos y como profesionales de la epidemiología. Es una guía para la difícil actuación científica. Permite perfeccionar la práctica de la epidemiología así como dotarla de mayor profundidad y comunicabilidad. Porque la comunicación de los hallazgos de la epidemiología a los ciudadanos es otra de las tendencias imparables de la epidemiología actual. Cómo hacer nuestra comunicación veraz, honesta, clara, oportuna y emotivamente adecuada entender las emociones del otro- es un fascinante reto actual. En la reunión de Murcia os invitamos a discutir de estos temas y de cuantos otros os parezcan de interés. Así, hemos movilizado a las instituciones y personas que día a día trabajan en la epidemiología y en la Salud Pública de la Región para organizar la XIX Reunión Científica de la Sociedad Española de Epidemiología, que se celebrará en la ciudad de Murcia los próximos 17-19 de octubre de 2001. Nos gustaría dar un paso más en la naturaleza informal, participativa y espontánea que caracteriza a nuestras reuniones y estimular la presentación de mesas al margen del lema escogido, que representen todos los caminos de la epidemiología actual de nuestro país y solicitar la colaboración de personas que quieran, voluntariamente, revisar científicamente las comunicaciones presentadas.
Sólo nos resta esperar que la Reunión Científica de Murcia cumpla con vuestras expectativas.
El Comité Organizador