El artículo «Propuesta metodológica para explorar la compra de alimentos saludables y sostenibles en servicios de alimentación»1 hace referencia a los aspectos nutricionales y de sostenibilidad en la compra de alimentos, lo que implica un análisis de los impactos que tienen sus procesos de preproducción y producción en el medio ambiente y la salud. En este punto sugerimos que los excedentes de los restaurantes puedan ser reaprovechados mediante la donación; de esta manera se ahorran energía y recursos utilizados en los procesos de producción, y además que sean elegidos pensando en su valor nutricional.

En el año 2019, al menos 340 millones de niños padecían deficiencias de micronutrientes en Latinoamérica y el Caribe, y con la pandemia de COVID-19 se estima un aumento de entre 83 y 132 millones de personas subalimentadas en todo el mundo2.

Por otro lado, los restaurantes generan grandes cantidades de residuos de alimentos, producidos en mayor medida por la preparación de platos y por el comportamiento alimenticio de los comensales3. Por ello, existen diversas alternativas para su gestión, como la donación de los excedentes; sin embargo, en muchos casos no hay una intervención de política pública sobre la regulación estandarizada ni incentivos fiscales4, lo que nos lleva a la siguiente pregunta: ¿qué acciones se deben realizar para que los restaurantes puedan donar sus excedentes de alimentos como medio para contrarrestar el hambre y la desnutrición?

El déficit alimentario en el mundo es una de las principales causas de desnutrición, por lo que para alcanzar la seguridad alimentaria también se debe considerar la participación de diversos actores que no necesariamente son de salud5. Por consiguiente, los excedentes alimenticios de los restaurantes, conformados en su mayoría por alimentos proteicos y verduras, representan una oportunidad que mediante una adecuada gestión y política puede contribuir a una nutrición saludable en su comunidad.

Finalmente, el desconocimiento y la indiferencia son brechas limitantes en la solución a diversos problemas sociales. En un mundo donde el hambre es aún un problema preocupante y que aumenta cada año, es inadmisible que se desperdicien los alimentos que podrían destinarse a los más desfavorecidos o a población vulnerable.