La composición del sistema sanitario, y en concreto el volumen y la forma de participación del sector público y el sector privado dentro del mismo, no es un tema cerrado. El trabajo realiza una puesta al día de los argumentos que justifican la intervención pública en sanidad, destacando en especial los fallos del mercado de seguros privados que aconsejan el aseguramiento universal obligatorio, pero haciendo hincapié en que ello no significa que el asegurador tenga que ser necesariamente el propio Estado.
Asimismo, se analizan las relaciones entre ambos sectores y las variables que determinan los niveles de gasto relativo en uno y otro sector. Siguiendo la bibliografía sobre provisión pública de bienes privados, se observa que en democracia dichos niveles vienen dados por las preferencias del votante medio, para quien el seguro privado suele actuar como complementario del seguro público. La diferencia de calidad entre los dos sectores, entendida ésta no estrictamente como calidad objetiva, es la variable clave que empuja a algunos individuos a comprar seguro privado adicionalmente al seguro público.
Finalmente, en el plano de las políticas, se concluye que la eficacia de las medidas de desgravación fiscal para el fomento de la compra de seguro sanitario privado no está firmemente establecida, y se argumenta que los modelos donde los seguros público y privado están totalmente separados o totalmente integrados son preferibles a los modelos intermedios, en los que ambos sectores aparecen combinados. La compra de servicios a cambio de un pago capitativo realizada por un agente informado parece mejor fórmula para la integración de ambos sectores que el sistema de vales.
The structure of the health care system ans specifically the type and amount of the public and private mix is not a closed issue. This article provides and update of the arguments that justify public intervention in health, and emphasizes the failures of the private insurance market that call for mandatory universal health insurance, although that does not necessarily mean that state has to be the insurer.
The relationship between both sectors and the variables determining the relative level of expenditure in both are also analyzed. Following the literature on the public provision of private goods, the level of expenditure in a democracy is seen to depend on the preferences of the median voter, where private insurance usually tops up public insurance. The key variable determining the decision to buy additional private insurance is the difference in quality, defined broadly, between both sectors.
Concerning policies, the appropriateness of fiscal incentives to promote the uptake of private insurance is discussed and it is concluded that there is no clear evidence of its suitability. Also, it is argued that models in which the public and private sectors appear totally segregated or totally integrated are preferable to intermediate models, in which both sectors appear combined. Medical coverage bought by an informed agent in exchange for a capitation payment seems a better way to integrate the private sector than through a system of vouchers.
Nota editorial: Este artículo corresponde a un Informe Técnico encargado por la Junta Directiva de la Asociación de Economía de la Salud (AES) en el marco del vigente acuerdo de cooperación Gaceta Sanitaria-AES, que establece un proceso de revisión editorial por expertos independientes similar al aplicado al resto de manuscritos.