El pasado 26 de septiembre murió, a los 71 años de edad, Tony McMicheal; seguramente, el epidemiólogo vivo más importante. Pocos días antes había dado una de las conferencias plenarias en el Congreso Mundial de la Sociedad Internacional de Epidemiología en Alaska sobre A view of prospects for a warming planet. Una simple gripe pudo con su delicado riñón.
Tony era profesor emérito de la Universidad Nacional de Australia. Ya en sus inicios tuvo un papel destacado en las intervenciones contra el tabaco y en los estudios de los efectos del plomo en la inteligencia de los niños. Pero más allá de la epidemiología que él llamaba «local», su gran contribución se centró en la epidemiología a gran escala, más compleja, que unía los sistemas biogeofísicos de la biosfera incluyendo los ecosistemas, la actividad transformadora humana y el impacto social, económico y en salud de las poblaciones. A esa epidemiología la llamaba «la epidemiología del futuro», en contra de una epidemiología clásica del pasado que se dedica a observar lo que ya ha ocurrido.
Tony era un pensador profundo e inició caminos nuevos. Su primer libro, Planetary overload: global environmental change and human health (1993), abría los ojos al impacto en salud de la degradación del planeta, de la pérdida de la biodiversidad, de la explosión de las ciudades... En su segundo libro, Human frontiers, environments and disease: past patterns, uncertain futures (2001), destacaba la indivisibilidad del planeta y sobre todo el hecho de que sin equidad no puede haber futuro. Hoy, que se ha descubierto que la industria ganadera tiene un papel más relevante en el cambio climático que la propia industria energética, es importante recordar los artículos de Tony sobre los cobeneficios de disminuir el consumo de carne y su importante papel en la mitigación del cambio climático.
Repetidamente hizo llamamientos a los epidemiólogos para que se implicaran en lo que hoy llamamos «traslación del conocimiento» y en promover intervenciones en salud. Durante el período 1993-2001 lideró el panel sobre evaluación de los riesgos para la salud del UN's Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC), y durante 2008-2012 el Expert Reference Group for the (WHO-based) Tropical Diseases Research Program sobre el papel del cambio climático, ambiental, agrícola y nutricional en las nuevas emergencias infecciosas. Su compromiso con esta vocación solidaria le llevó a viajar hasta la extenuación y, seguramente, a una muerte prematura.
Nosotros tuvimos la suerte de compartir muchas tardes de verano en el curso de Florencia con él. Vivíamos boquiabiertos las tertulias con Richard Doll y su mujer, que se reía de su rigidez a la hora de bailar, o su obsesión por el tenis matutino a diario. Y las discusiones con Trichopoulos sobre esta nueva epidemiología, que el epidemiólogo clásico no compartía. Para nosotros, haber conocido sus pensamientos ha sido un regalo y animamos a todos a descubrir su obra en https://researchers.anu.edu.au/researchers/mcmichael-a-j.