El título de este libro, como todo buen título, lo dice casi todo de su objetivo. Miguel Marco (Teruel, 1954, médico neurólogo), trata de hacer justicia al ayudarnos a rescatar del olvido a Marcelino Pascua (Valladolid, 1897 – Ginebra, 1977), como médico y como político. Un reto nada fácil. Como dice el propio autor en el preámbulo, Marcelino Pascua vive varias vidas: desde el científico y gestor sanitario, hasta el político y diplomático, además de su vida privada; y cada una de ellas está llena de matices que muestran una persona ciertamente asombrosa que merece ser traída a nuestra memoria histórica.
Tan densos fueron sus 80 años de vida que valdría la pena añadir como subtítulo el «confieso que he vivido» de la autobiografía de Pablo Neruda. De hecho, tras la lectura de las más de 400 páginas agrupadas en 21 capítulos del libro de Miguel Marco (se puede adquirir en: https://portal.uned.es/portal/page?_pageid=93,23377989&_dad=portal&_schema=PORTAL&IdArticulo=0101063CT01A018), uno hubiera pensado en separar esas, al menos, dos vidas, la del médico salubrista y la del político socialista, en dos libros diferentes. Seguramente no era posible, ni deseable, y hay que agradecer al autor su enorme trabajo por ordenar y resumir de manera sistemática todo el material revisado para describir a un personaje extraordinario en todas sus facetas, también como amigo de sus amigos, que alterna sin solución de continuidad su vida profesional, después de una formación de excelencia en Londres y Baltimore (capítulo 2).
Pascua compaginó la tarea de director general de sanidad con la intensa actividad parlamentaria de las Cortes Constituyentes, su participación en organismos internacionales y su labor docente en la Escuela Nacional de Sanidad (capítulos 3 y 4). El capítulo 6, que trata los años como embajador en Moscú (1936-1938), con sus entrevistas con Stalin y otros dirigentes soviéticos, y sobre todo con la gestión del famoso «oro de Moscú», reúne la parte más legendaria de su vida, que sería más propia de una novela si no fuera por lo trágico de esos años, coincidiendo con los juicios de Moscú en plenas purgas estalinistas, como relata el autor.
Entre esta vida tan «ajetreada» hay que subrayar, para los lectores de Gaceta Sanitaria, su papel en la modernización de la sanidad española (salud pública decía ya Pascua, por su formación anglosajona), especialmente sus años como director general de sanidad (1931-1933) después de haber ocupado la jefatura de la sección de estadísticas sanitarias de la Dirección General de Sanidad (DGS) desde 1929, donde había impulsado el Sistema de Notificación Obligatoria de Enfermedades y creado el servicio de estadísticas demográfico-sanitarias. Ese mismo año defendió su tesis doctoral sobre epidemiología de la gripe.
Con estos antecedentes, y en tan solo dos años al frente de la DGS, dependiente del Ministerio de la Gobernación, además de fortalecer los sistemas de información sanitaria, que diríamos hoy, trabaja para extender la sanidad al medio rural a través de los centros de higiene rural, y defiende, más que crear un Ministerio de Sanidad donde se acabe integrando la DGS, la convergencia con el Instituto Nacional de Previsión (INP), dependiente del Ministerio del Trabajo, para avanzar en un seguro obligatorio de enfermedad.
Tras su dimisión, vuelve a la jefatura de las estadísticas sanitarias y consolida una proyección internacional como experto en estas, lo que sería su salvavidas durante el exilio para acabar como jefe de la sección de estadísticas sanitarias de la Organización Mundial de la Salud en Ginebra, desde 1948 hasta 1953, y como consultor hasta su jubilación en 1957 (capítulo 17). Además, entre 1939 y 1948 ejerció como profesor en la Universidad John Hopkins en Baltimore (capítulo 16).
Para finalizar, cabe mencionar el capítulo 19, dedicado a su libro Metodología estadística, para médicos y oficiales sanitarios1, que publica ya jubilado en 1965, y su segunda edición en 1974. Esto demuestra que, hasta prácticamente el final de su vida, que acabó por un cáncer de pulmón en 1977, continúa estudiando, como él mismo escribe en el prólogo de su primera edición, sobre «los métodos fundamentales de análisis estadístico […] que pudieran necesitar los estudiosos […] de Medicina y Sanidad»1.
En resumen, una biografía de Marcelino Pascua que nos debe servir para incorporar plenamente en nuestra historia, la pequeña historia de la salud pública española, la figura de un personaje central del siglo xx. Un esfuerzo que da continuidad, como recuerda Miguel Marco, al trabajo seminal iniciado por Josep Bernabeu2 y los Encuentros Marcelino Pascua organizados por la Sociedad Española de Epidemiología entre 1991 y 19973.
Contribuciones de autoríaF.G. Benavides es el único autor.
FinanciaciónNinguna.
Conflictos de interesesNinguno.