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Vol. 29. Issue 4.
Pages 296-299 (July - August 2015)
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Vol. 29. Issue 4.
Pages 296-299 (July - August 2015)
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Conocimiento y percepción de la nocividad del cigarrillo electrónico en población adulta de Barcelona
Knowledge of electronic cigarettes and their perceived harmfulness among the adult population in Barcelona (Spain)
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José M. Martínez-Sáncheza,b,c,
Corresponding author
jmmartinez@iconcologia.net

Autor para correspondencia.
, Marcela Fua,b,d, Montse Ballbèa,b,d,e, Juan Carlos Martín-Sánchezc, Esteve Saltób,f,g, Esteve Fernándeza,b,d
a Tobacco Control Unit, Cancer Prevention and Control Program, Institut Català d’Oncologia, L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona, Spain
b Cancer Prevention and Control Group, Institut d’Investigació Biomèdica de Bellvitge - IDIBELL, L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona, Spain
c Biostatistics Unit, Department of Basic Sciences, Universitat Internacional de Catalunya, Sant Cugat del Vallès, Spain
d Department of Clinical Sciences, Universitat de Barcelona, Barcelona, Spain
e Addictions Unit, Institute of Neurosciences, Hospital Clínic de Barcelona - IDIBAPS, Barcelona, Spain
f Health Plan Directorate, Ministry of Health, Generalitat de Catalunya, Barcelona, Spain
g Department of Public Health, Universitat de Barcelona, Barcelona, Spain
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Tabla 1. Grado de conocimiento autodeclarado sobre el cigarrillo electrónico en la ciudad de Barcelona en 2013-2014
Tabla 2. Medio a través del cual los participantes conocieron los cigarrillos electrónicos
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Resumen
Objetivo

Describir el conocimiento y la percepción de nocividad de los cigarrillos electrónicos (e-cigarrillos) en la población de Barcelona en 2013-2014.

Métodos

Se utilizaron los datos del seguimiento (n=736) de un estudio de cohortes de una muestra representativa de la población adulta de la ciudad de Barcelona.

Resultados

El 79,2% de los participantes manifestó conocer el e-cigarrillo. El grado de conocimiento medio fue de 4,4 puntos sobre 10, con diferencias estadísticamente significativas según edad, nivel de estudios, consumo de tabaco y dependencia de la nicotina. La mayoría de los participantes conocieron los e-cigarrillos por los medios de comunicación clásicos (57,8%). El 47,2% de los participantes opinaba que los e-cigarrillos son menos nocivos que los cigarrillos convencionales.

Conclusión

La publicidad de los e-cigarrillos en los medios de comunicación debería regularse debido a la escasa evidencia científica sobre su utilidad y sus potenciales efectos adversos.

Palabras clave:
Cigarrillo electrónico
e-cigarrillo
Conocimiento
Estudio transversal
Publicidad
Abstract
Objective

To describe knowledge of electronic cigarettes (e-cigarettes) and their perceived harmfulness in the population of Barcelona in 2013-2014.

Methods

We used participants from a longitudinal study of a representative sample of the adult population in the city of Barcelona (n=736). The field work was conducted between May 2013 and February 2014.

Results

Awareness of e-cigarette was 79.2%. The average level of knowledge was 4.4 points out of 10; there were statistically significant differences according to age, educational level, tobacco consumption, and nicotine dependence. Most participants had learned about e-cigarettes through traditional media (57.8%). Nearly half (47.2%) of the participants believed that e-cigarettes are less harmful than conventional cigarettes.

Conclusion

Advertising of e-cigarettes in the media should be regulated because there is still scarce scientific evidence about the usefulness and harmful effects of these devices.

Keywords:
Electronic cigarettes
e-cigarettes
Awareness
Cross-sectional study
Advertisement
Full Text
Introducción

El cigarrillo electrónico (e-cigarrillo) es un dispositivo electrónico, habitualmente con forma de cigarrillo, que vaporiza una mezcla de nicotina, propilenglicol y otros compuestos químicos. Su utilización simula el uso de los cigarrillos convencionales, mediante la inhalación del vapor producido. El aparato consta de una batería recargable, un atomizador y un depósito o cartucho que contiene el líquido a vaporizar.

Los e-cigarrillos aparecieron en el año 2007 y sólo podían adquirirse por Internet. En 2013 comenzaron a proliferar en España tiendas especializadas, llegando hasta un máximo de 3500, aunque parece que se han reducido (hasta 400) a finales de 20141. En España, la prevalencia de su uso es del 6,5%2, similar a la estimada por el Eurobarómetro para el resto de Europa3. Actualmente no se permite su uso en centros de las administraciones públicas, establecimientos sanitarios, centros docentes, medios de transporte y parques infantiles4.

Sin embargo, no se dispone de información empírica en nuestro entorno sobre el conocimiento del e-cigarrillo por parte de la población. El objetivo de este trabajo es describir el conocimiento y la percepción de la nocividad de los e-cigarrillos en la población adulta de la ciudad de Barcelona en 2013-14.

Métodos

Se utilizaron los datos del seguimiento de un estudio de cohortes (estudio dCOT3: http://bioinfo.iconcologia.net/es/content/estudio-dcot3) de una muestra representativa de la población adulta (≥16 años) de la ciudad de Barcelona (n=1245). El objetivo principal del estudio dCOT3 fue evaluar el impacto de la legislación española sobre el tabaquismo en la población general. El estudio transversal inicial se llevó a cabo durante los años 2004-20055. En 2013-2014 se realizó el seguimiento de todos los participantes del estudio inicial.

De los 1245 participantes en 2004-2005 se descartaron 235 para el seguimiento: 150 tras comprobar sus datos en el Registre Central d’Assegurats de Catalunya (101 habían muerto y 49 emigraron) y otros 85 por no haber dado su consentimiento para participar o ser menores de edad en el estudio basal. El seguimiento se realizó entre mayo de 2013 y febrero de 2014. El 72,9% de los sujetos accedieron a participar, el 18,5% se negó a participar, el 7,2% había cambiado de domicilio y el 1,3% había muerto. No observamos diferencias estadísticamente significativas entre la muestra seguida y los participantes perdidos en el seguimiento según sexo, edad y nivel de estudios (véase tabla I en el apéndice online de este artículo). La muestra final fue de 736 individuos.

Se preguntó a los participantes si conocían los e-cigarrillos con la pregunta «¿Sabe qué es el cigarrillo electrónico?». A los que contestaron afirmativamente se les preguntó el grado de conocimiento sobre estos dispositivos mediante una escala Likert (0-10 puntos) y el medio por el que los conoció (prensa, radio, televisión, internet, amigos, farmacia y estanco) mediante una pregunta de respuesta multiple. Además, se preguntó sobre la creencia de los potenciales efectos nocivos de los e-cigarrillos en comparación con los cigarrillos convencionales.

Se calcularon las prevalencias y las razones de prevalencias con sus intervalos de confianza del 95%. Los análisis se estratificaron por sexo, grupos de edad (≤44, 45-64 y ≥65 años), nivel de estudios (bajo: sin estudios hasta primaria; medio: secundaria; y alto: universitario), consumo de tabaco convencional (nunca fumadores, ex fumadores y fumadores) y nivel de dependencia de la nicotina mediante el test de Fagerström.

Resultados

El 79,2% de los participantes manifestó conocer los e-cigarrillos, con un grado medio de conocimiento de 4,04 puntos sobre 10, sin diferencias según sexo. Las personas mayores de 65 años, con bajo nivel educativo y nunca fumadores fueron los que declararon tener un menor conocimiento. Hubo diferencias estadísticamente significativas según la edad, el nivel de estudios, el consumo de tabaco y la dependencia de la nicotina (tabla 1).

Tabla 1.

Grado de conocimiento autodeclarado sobre el cigarrillo electrónico en la ciudad de Barcelona en 2013-2014

    ¿Sabe qué es el cigarrillo electrónico? (Sí)    Grado de conocimiento autodeclarado del cigarrillo electrónico (escala de 0 a 10)   
  RP (IC95%)  Media (DE) 
Todos  736  79,2  4,04 (2,51) 
Sexo          0,957a 
Hombres  336  81,5  4,04 (2,58)   
Mujeres  400  77,3  0,95 (0,81-1,12)  4,05 (2,45)   
Grupo de edad          <0,001b 
≤44 años  198  94,4  4,71 (2,52)   
45-64 años  267  89,9  0,95 (0,79-1,16)  4,24 (2,61)   
≥65 años  271  57,6  0,61 (0,49-0,75)  2,96 (1,96)   
Nivel educativo          0,004b 
Bajo  161  52,8  3,25 (2,23)   
Medio  287  82,6  1,56 (1,24-2,04)  4,11 (2,63)   
Alto  288  90,6  1,72 (1,36-2,23)  4,25 (2,45)   
Consumo de tabaco          0,001b 
Nunca fumador  298  69,1  3,92 (2,15)   
Ex fumador  267  81,3  1,18 (0,97-1,42)  3,67 (2,52)   
Fumador  171  93,6  1,35 (1,10-1,66)  4,71 (2,81)   
Dependencia de la nicotinac          0,007a 
Baja-media (0-5)  143  93,0  4,41 (2,69)   
Alta (6-10)  28  96,4  1,04 (0,64-1,50)  6,15 (2,97)   

RP: razón de prevalencia; IC95%: intervalo de confianza del 95%; DE: desviación estándar.

a

Test de Wilcoxon para muestras independientes.

b

Test de Kruskal Wallis.

c

Dependencia de la nicotina medida por el test de Fagerström.

La mayoría de los participantes conocieron los e-cigarrillos por los medios de comunicación clásicos: radio, prensa o televisión (57,8%); o por amigos/conocidos (55,1%). Por otro lado, solo el 13,0% declaró conocer el e-cigarrillo a través de internet, el 12,5% en la farmacia y el 7,6% a través del estanco (tabla 2). El porcentaje de personas que conocieron los e-cigarrillos a través de los medios de comunicación fue mayor entre los hombres, las personas mayores (≥65 años) y los nunca fumadores (tabla 2), aunque solo hubo diferencias estadísticamente significativas según el consumo de tabaco. En comparación con los cigarrillos convencionales, el 47,2% de los participantes opina que los e-cigarrillos son menos nocivos y el 16,4% que son igual o más nocivos. Sólo se hallaron diferencias estadísticamente significativas según el consumo de tabaco (véase la tabla II del apéndice online de este artículo).

Tabla 2.

Medio a través del cual los participantes conocieron los cigarrillos electrónicos

    InternetMedios de comunicación clásicos (prensa, radio, televisión)Amigos/conocidosFarmaciaEstanco
  RP (IC95%)  RP (IC95%)  RP (IC95%)  RP (IC95%)  RP (IC95%) 
Todos  583  13,0  57,8  55,1  12,5  7,6 
Sexo
Hombres  274  15,7  63,5  55,5  15,0  9,5 
Mujeres  309  10,7  0,68 (0,42-1,06)  52,8  0,83 (0,67-1,03)  54,7  0,99 (0,79-1,23)  10,4  0,69 (0,43-1,09)  5,8  0,61 (0,32-1,10) 
Grupo de edad
≤44 años  187  16,0  53,2  68,4  14,0  8,6 
45-64 años  240  13,8  0,86 (0,52-1,43)  56,3  1,06 (0,82-1,39)  54,6  0,80 (0,62-1,02)  12,1  0,87 (0,51-1,51)  8,3  0,97 (0,50-1,98) 
≥65 años  156  8,3  0,52 (0,24-0,94)  65,8  1,25 (0,95-1,65)  39,7  0,58 (0,42-0,78)  11,5  0,83 (0,43-1,49)  5,1  0,60 (0,20-1,31) 
Nivel educativo
Bajo  85  5,9  55,3  50,6  14,1  3,5 
Medio  237  13,5  2,30 (1,10-14,00)  57,0  1,03 (0,76-1,48)  54,4  1,08 (0,78-1,58)  15,2  1,08 (0,60-2,45)  9,3  2,63 (0,81-8,56) 
Alto  261  14,9  2,54 (1,24-16,07)  59,4  1,07 (0,79-1,54)  57,1  1,13 (0,83-1,65)  9,6  0,68 (0,36-1,55)  7,3  2,06 (0,63-6,80) 
Consumo de tabaco
Nunca fumador  206  9,7  64,6  49,0  10,2  7,4 
Ex fumador  217  11,5  1,19 (0,66-2,22)  58,5  0,91 (0,71-1,16)  53,9  1,10 (0,84-1,44)  11,5  1,13 (0,63-2,09)  6,0  0,82 (0,37-1,76) 
Fumador  160  19,4  2,00 (1,16-3,70)  48,1  0,75 (0,56-0,98)  64,4  1,31 (1,00-1,77)  16,9  1,66 (0,94-3,05)  10,0  1,37 (0,66-2,89) 
Dependencia de la nicotinaa
Baja-media (0-5)  133  18,0  50,4  59,4  17,3  9,8 
Alta (6-10)  27  25,9  1,44 (0,42-2,93)  37,0  0,74 (0,29-1,27)  88,9  1,50 (0,88-2,26)  14,8  0,86 (0,07-1,94)  11,1  1,14 (0,35-3,72) 

RP: razón de prevalencias; IC95%: intervalo de confianza del 95%.

a

Dependencia de la nicotina medida por el test de Fagerström.

Discusión

Más de tres cuartas partes de la población adulta de Barcelona declararon conocer los e-cigarrillos. Este resultado es similar al observado en los Estados Unidos (77%) en 2012-20136, e inferior al encontrado en Italia (91%) en 20137. Al igual que en estos países, las personas jóvenes, con alto nivel educativo y fumadoras fueron las que declararon conocer más los e-cigarrillos. Según nuestros datos, las personas fumadoras y con alta dependencia del cigarrillo convencional declararon un mayor grado de conocimiento sobre los e-cigarrillos. Este hecho puede estar motivado por el interés de encontrar una nueva alternativa para dejar de fumar.

La mayoría de los participantes conoció los e-cigarrillos por los medios de comunicación clásicos. Además, casi la mitad de la muestra opinaba que los e-cigarrillos son menos dañinos que los cigarrillos convencionales. Actualmente, las empresas de e-cigarrillos utilizan como mensajes para captar clientes su utilidad para dejar de fumar, su menor nocividad en comparación con los cigarrillos convencionales, e incluso la posibilidad de utilizarlo en centros de trabajo y espacios públicos8. Sin embargo, desde que los e-cigarrillos se introdujeron en el mercado se ha creado una polarización entre los investigadores sobre sus riesgos9 y beneficios10. Algunos investigadores consideran al e-cigarrillo como una vía para renormalizar el consumo de tabaco en los centros de trabajo y los lugares públicos, además de crear nuevos adictos a la nicotina, y por ello reclaman cautela y su regulación9. Por otro lado, otros investigadores defienden estos dispositivos como una herramienta útil para dejar de fumar o reducir el consumo de tabaco, y también se sugieren como una posibilidad de reducción del daño para los fumadores10. Sin embargo, los estudios sobre la efectividad para dejar de fumar, así como los de seguridad y toxicidad, todavía son escasos e insuficientes, y muestran una alta variabilidad entre y dentro de las diferentes marcas, demostrando un control de calidad en ocasiones insuficiente11,12. Por ello, es necesario realizar más investigaciones para conocer los verdaderos beneficios y riesgos para la salud de los e-cigarrillos. En este sentido, la proliferación de este tipo de mensajes en los medios de comunicación podría haber creado un «imaginario colectivo» erróneo sobre su eficacia y seguridad, fomentando el aumento de usuarios, particularmente jóvenes13,14. Por ello, debería regularse su publicidad, tal como ha recomendado la Organización Mundial de la Salud15.

La principal limitación de nuestro estudio fueron las pérdidas en el seguimiento. La muestra final analizada sobrerrepresentó a las personas mayores en comparación con la distribución de la población de Barcelona en 2013. En este sentido, nuestros resultados sobre el conocimiento podrían estar subestimados.

En conclusión, los medios de comunicación clásicos fueron el principal medio para conocer los e-cigarrillos. Por ello, parece adecuado regular la publicidad sobre los e-cigarrillos en dichos medios debido a la escasa evidencia científica11 sobre la utilidad de estos dispositivos y sus posibles efectos adversos.

¿Qué se sabe sobre el tema?

El interés y la popularidad de los cigarrillos electrónicos (e-cigarrillos) ha aumentado en los últimos años. Sin embargo, no se dispone de ningún estudio realizado en España sobre el conocimiento del e-cigarrillo y la percepción de su nocividad con respecto a los cigarrillos convencionales.

¿Qué añade el estudio realizado a la literatura?

Más de tres cuartas partes de la población adulta de la ciudad de Barcelona declaran conocer los e-cigarrillos. El principal medio por el que se conocieron fueron los medios de comunicación clásicos (prensa, radio, televisión). Además, casi la mitad de la muestra opinaba que los e-cigarrillos son menos nocivos que el tabaco convencional. La publicidad de los e-cigarrillos en los medios de comunicación debería regularse.

Editor responsable del artículo

Napoleón Pérez-Farinós.

Contribuciones de autoría

J.M. Martínez-Sánchez escribió el primer borrador del manuscrito. M. Fu, M. Ballbè, E. Fernández, E. Saltó y J.C. Martínez-Sánchez contribuyeron en el diseño y la coordinación del estudio. J.C. Martínez-Sánchez realizó los análisis. Todos los autores contribuyeron significativamente en sus versiones posteriores. Todos los autores han aprobado la versión final del manuscrito. J.M. Martínez-Sánchez es el investigador principal del proyecto.

Financiación

Este estudio ha sido financiado por el Instituto de Salud Carlos III (FIS PI12/01114, BAE 14/00014 y RTICC RD12/0036/0053) y la Consejería de Universidades e Investigación de la Generalitat de Catalunya (2009SGR192).

Conflictos de intereses

Ninguno.

Agradecimientos

Los autores quieren agradecer a Nuria Quirós su contribución en la actualización de la información de los participantes del estudio dCOT y su colaboración durante todo el trabajo de campo del estudio dCOT-3; al Instituto DYM, por realizar el trabajo de campo; y a Montse Ferré y Lucía Baranda por su coordinación y supervisión.

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