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Vol. 24. Issue 6.
Pages 505-506 (November - December 2010)
Vol. 24. Issue 6.
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Imaginario colectivo
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«Googleando» en el imaginario colectivo
“Googling” in the collective imaginary
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Miquel Porta
Instituto Municipal de Investigación Médica, Universidad Autónoma de Barcelona, Barcelona, España
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Paseando el espejo por la ciudad, caminando por el interior del espejo, «googleando» en el imaginario colectivo y buscando trazos del imaginario mediante y en Google. Para terminar, y para que la fiesta continúe.

«Otro recurso típico consiste en emplear las letras x, y o z (Clamoxyl, Xanax…), que en el imaginario colectivo se asocian con alta tecnología. Este proceso de invención puede llegar a costar a los laboratorios hasta 1.000.000 de euros, aseguran algunos especialistas de farmacéuticas consultados1».

«Pero si hay cuerpos extraños que permanecen en el imaginario colectivo, gracias en parte a los muchos comentarios que generan en los pasillos de los hospitales, son los que se insertan en la vagina o en el ano para obtener algún placer sexual2».

«Optimistas, ante todo. Cae el tópico del imaginario colectivo: el derrotismo. Una de las conclusiones más sorprendentes desmonta una idea enraizada en el imaginario colectivo y que sitúa el tránsito hacia la edad adulta como una etapa sin expectativas ni confianza en el futuro. Pero los teens son optimistas, seguros de sí mismos y más conformes que conformistas, aquí y en todo el mundo. Nada que ver con ese espíritu antisistema, de pasotas y punks, propio de los adolescentes de los 70 y 803».

«A pesar de todo, subsisten ciertas inercias y actitudes que todavía son difíciles de extirpar del imaginario colectivo. Persiste, calladamente, una tendencia paternalista, una actitud falsamente compasiva y caritativa en el mal sentido de la palabra4».

«Es el eterno debate de la graduación exacta de los problemas de salud de alcance mundial. Las enfermedades transmisibles por vía respiratoria, en el imaginario colectivo, son más susceptibles de despertar miedo, cuando son mucho peores enfermedades como la malaria o el sida. Además, las primeras noticias sobre el H1N1 apuntaban a una aparente alta mortalidad de un virus nuevo ante el que no tenemos defensas previas, lo que disparó las alarmas», manifiesta Hernández, que resalta que hay que estar alerta, no bajar la guardia, pero “normalizar” una situación que, hoy por hoy, no es grave5».

«El H1N1 se ha cobrado ya 2.185 vidas, 21 de ellas en España; y ha afectado a 209.438 personas en más de 177 países, según la Organización Mundial de la Salud, a la mayoría de una forma leve. Mucho tiene que enfriarse el tiempo y transmitirse el virus para poder compararse a la gripe de 1918, que dejó tras de sí una estela de miedo. Tras esta enfermedad sí que se produjo un importante cambio en el imaginario colectivo mundial. ¿Dejará el H1N1 una huella de miedo similar? Los expertos coindicen en que es muy poco probable que se inmiscuya en la mente de los ciudadanos para que alteren su vida cotidiana6».

«Si ya es dificultoso que la sociedad admita que una mujer no conviva de forma continuada con una pareja, más lo es que verbalice que no quiere ser madre, pues, según el imaginario colectivo, ésta sigue siendo su vocación principal. Por mucho éxito que tenga en su carrera, a toda mujer debe sonarle ese supuesto despertador biológico que le recordará que no puede escapar a su destino7».

«Aunque generalmente no tengan gusto ni olor, aunque sean tan invisibles en algunos medios de comunicación, aunque se encuentren en concentraciones tan bajas en el imaginario colectivo, los contaminantes tóxicos persistentes constituyen un riesgo real para la salud humana y el medio ambiente8».

Herta Müller: «A mi modo de ver, las frases verdaderas están siempre relacionadas con la experiencia de una perturbación, con una herida profunda9».

«Existe un estado de guerra permanente desde que existe una industria del armamento permanente. La espectacularidad de los bombardeos resultaba sospechosa. Susan Sontag dijo a propósito de esto una frase muy provocativa: “La lujuria de la opinión pública por los bombardeos en masa”. La utilidad antiterrorista de esta expedición estaba supeditada al espectáculo10».

Pregunta: «¿Consideras que habitamos una decadencia, que nos encontramos al final de un modo de vida? ¿Cómo crees que puede acabar este mundo? ¿Otro mundo es posible?» Miguel Brieva: «Ciertamente hay motivos para pensar que, si bien el mundo no va a desaparecer, las condiciones de vida en él van a verse visiblemente trastocadas hacia peor, tal vez con unas dimensiones catastróficas y hasta apocalípticas. La ambición ciega de las elites dominantes, tolerada por la mansedumbre bobalicona y consumista de los ciudadanos del primer mundo, y regida en última instancia por la inercia abstracta y gélida del capital, parecen conducirnos irrevocablemente al peor de los escenarios imaginables. Por supuesto, otro mundo es posible y urgentemente necesario. Es de vital importancia, de hecho, el construir estos mundos alternativos, aunque sea tan sólo sobre el papel o sobre una pantalla de cine. El arte tiene un papel esencial en este enriquecimiento del imaginario colectivo. Las personas tendemos inevitablemente a actuar conforme al juego que vemos en los demás. Es preciso, pues, crear nuevas reglas del juego, y el arte es quizá el mecanismo más elocuente que tenemos para ello». Pregunta: «¿Te consideras un moralista?» Miguel Brieva: «Siendo siempre muy conscientes de la debilidad y arbitrariedad intrínseca de nuestra propia constitución moral, no podemos olvidarnos sin más de nociones tan fundamentales como el Bien o la Verdad. Sin la consideración, aunque sea permanentemente cuestionada, de estas dos instancias o absolutos, jamás podremos aspirar a la justicia, la belleza o la igualdad. Y en esas estamos11».

Javier Gomá Lanzón: «Tanto en el fondo como en la forma, la literatura de la subjetividad, gracias a la genuina persuasión del arte, mucho más eficaz en la reforma de la sentimentalidad que los tratados discursivos, nos enseñó la pasión por la libertad y el amor a nosotros mismos. Esta lección ya está aprendida. La misión histórica del arte de la subjetividad está cumplida. La nueva misión es ahora otra y está relacionada con hallar la manera de armonizar, en convivencia pacífica, a millones de subjetividades enamoradas de ellas mismas y poco acostumbradas a no concederse a sí mismas todos sus caprichos. Bien mirado, es una especie de milagro que el hombre acepte las inhibiciones inmanentes a la civilizada vida en común, que suponen restricciones a la libertad individual. ¿Por qué conducirme como persona civilizada si es más gratificante ser un bárbaro? Han de ponerse en juego todos los resortes que resulten persuasivos para convencer al hombre a que incline su voluntad por la civilización, pese a todos los gravámenes que conlleva. La tarea civilizatoria ahora pendiente es la urbanización de la espontaneidad instintiva del yo como paso previo a la transformación de éste en ciudadano. Y en este cometido, el arte, que acumula elevadas reservas de poder carismático y transformador del corazón, es un cooperador necesario. Esa promesa de felicidad del arte —de todo arte, incluso del más sórdido—, ese encantamiento que vierte sobre la realidad inhóspita del mundo, contribuye a hacer más soportables las limitaciones impuestas por la sociedad de los hombres a las pulsiones bárbaras del yo. Es impensable una civilización sin una poética, pues sin ella los gravámenes a la libertad se nos harían odiosos12».

«Los campeones del mundo recibieron ayer en Madrid el merecido homenaje de una multitud de personas procedentes de todos los lugares de España. Especialmente emotiva fue la recepción en el Palacio de la Zarzuela, puesto que, si bien Su Majestad el Rey no pudo acudir a Sudáfrica, las imágenes de Doña Sofía y los Príncipes junto a la selección forman parte ya del imaginario colectivo. Toda España fue una fiesta, con epicentro en la capital, pero con una expresión muy significativa en todas las regiones, rompiendo en algunos casos falsos tópicos identitarios13».

«Me dijo que en el metro, por las calles, muchas veces miraba atentamente a la población general. “Tu quién crees que eres”, le pregunté. Respondió: “Yo soy el hombre que mira a la población general”. En su imaginario personal, como en el imaginario colectivo de sus colegas europeos, esta era una creencia o verdad importante. Mitad mito, como tantas verdades importantes14».

Durante unos 8 años, los textos de esta sección han querido sugerir, evocar, quizá persuadir, de la conveniencia y el placer de enlazar o conectar mejor la teoría y la práctica profesional de la salud pública con las creencias, sueños, emociones, ideas, percepciones, anhelos, mitos o temores que en parte compartimos toda la población general. Conectar teoría y práctica profesionales con lo que nos vertebra e identifica de manera individual y colectiva; con lo intuido, deseado, temido, lo inaceptable, el oscuro magma, los latidos, las miradas del (in)consciente colectivo15. Hoy, en esta tarde de invierno, cada imaginario aquí publicado es un destello del sol en la ola que rompe en la playa. Se acabó. El viento tensa el marino azul intenso, terso de promesas posibles, utopías quizá asequibles: «estos días azules y este sol de la infancia» (Antonio Machado). Felicidad de las cosas que terminan, algunas quizá perdurables.

Bibliografía
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¿Quién le pone el nombre a los medicamentos?.
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[2]
IF Lantigua.
Cuerpos extraños en el organismo. Treinta años con una rueda en la frente.
El Mundo, 18 de mayo de, (2009),
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¿Teens¿, los consumidores del futuro: dime cómo consumes y te diré quién eres.
La Vanguardia, 28 de febrero de, (2010),
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F Torralba.
Metamorfosis de la mirada.
La Vanguardia, 21 de febrero de, (2010),
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P Martínez Liceras.
El rastro oculto de la nueva gripe.
El País, 7 de junio de, (2009), pp. 38
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MR Sahuquillo.
Los besos ganarán a la gripe A.
El País, 31 de agosto de, (2010), pp. 22-23
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Las políticas públicas ignoran a las mujeres que no desean tener hijos.
La Vanguardia, 20 de octubre de, (2008),
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Cerco a las sustancias tóxicas persistentes. Más cercano que Kioto.
El País, 30 de enero de, (2007), pp. 41
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La vida extrema. Entrevista a Herta Müller.
El País (Suplemento Babelia), 12 de junio de, (2010), pp. 4-6
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JM Ridao.
Entrevista a Rafael Sánchez Ferlosio: «Nunca se convence a nadie de nada».
El País, 22 de mayo de, (2007), pp. 56-57
[11]
Esteban J. Entrevista a Miguel Brieva: «Otro mundo es posible y urgentemente necesario». Generacion.net, 22 de mayo de 2010. Disponible en: http://www.generacion.net/entrevista-a-miguel-brieva.
[12]
J Gomá Lanzón.
Compromiso en el arte.
El País (Suplemento Babelia), 12 de junio de, (2010), pp. 16
[13]
Editorial. Resaca feliz. ABC, 13 de julio de 2010.
[14]
Ondaatje M. Running in the family. Londres: Bloomsbury, 1993 pp. 47–8, 86–7.
[15]
AM García.
«Imaginario colectivo»: la lírica en la salud pública.
Gac Sanit, 16 (2002), pp. 113
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